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Política

La reforma en Chile: el espejo incómodo

Gorki Gonzales Mantilla - Jurista y profesor de la PUCP


El modelo económico ha erosionado el sentido de la vida con dignidad, ha convertido los derechos básicos en productos de un mercado falso.

Gorki Gonzales
Gorki Gonzales

En Chile se está escribiendo la historia y los amigos del neoliberalismo en nuestro país ya empiezan a darse por aludidos. Hasta hace poco el modelo chileno era su paradigma. Poseídos de una fe religiosa, buscaron replicarlo, defendieron e impusieron sus instituciones. Así protegían sus propios intereses, aunque el desarrollo del país fuera el pretexto en su discurso público.

No extraña, por ello, el título que propone la Conferencia Anual de Ejecutivos-CADE, para este año. “Perú: una economía de mercado para todos” es la paradójica frase que no oculta la realidad y, más bien, la denuncia: admite que la economía de mercado ha servido para satisfacer los intereses de un segmento social minoritario, privilegiado, y que el acceso a los derechos sigue siendo una promesa ilusoria para millones de personas.

La convocatoria de CADE no puede ocultar que este modelo ha erosionado el sentido de la vida con dignidad para vastos sectores de la población. Que ha convertido a los derechos básicos en productos de un mercado falso, subordinado a los “poderes salvajes” y repleto de informalidad. Así están la salud, la educación, el trabajo, las pensiones, el transporte, la vivienda y hasta la justicia. Los actores protagónicos del modelo económico han buscado evitar que estas demandas sociales se reconozcan como derechos y han diluido el significado público del servicio que los presta.

Por eso, es muy cínico que CADE predique la necesidad de hacer reformas para que la economía de mercado beneficie a todos los peruanos. En realidad, es un pretexto para eludir el problema de fondo: un proceso constituyente que transforme las reglas de la convivencia social en el país, incluido el modelo económico. Este es el núcleo del problema que los peruanos hemos sido incapaces de enfrentar.

Mientras en Chile se preparan para discutir el procedimiento institucional que servirá para dejar atrás la Constitución de la dictadura e incorporar la igualdad como principio necesario del sistema económico, nuestros empresarios continúan pensando que los derechos sociales equivalen a socialismo. Por este razonamiento maniqueo ven con incomodidad cómo su espejo preferido por décadas hoy ya no los refleja como antes. Entonces, empiezan a hablar de reformas que no pasarán de ser cosméticas.

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