Se cayó el cuentazo

El cuentazo de salvar al país de “la amenaza del chavismo” ha caído por su propio peso. Esto no se trataba de lo mejor para el país. Digo, si le donas 300 mil soles a la Teletón y casi 4 millones de dólares a la campaña de Keiko Fujimori, es por algo. Ya Dionisio Romero Seminario padre había estado apoyando a Vladimiro Montesinos porque “era importante para el gobierno”, ahora Dionisio Romero Paoletti confiesa esta entrega millonaria al fujimorismo por parte de Credicorp, holding que comprende el Banco de Crédito, Prima AFP, Pacífico Seguros, MiBanco, entre otros. Y como bien anota Ojo-Publico, su sede se encuentra en el paraíso fiscal de las Islas Bermudas.

Muchas preguntas quedan en el aire. ¿Cómo así el dueño de un banco que mueve el dinero de muchísimos peruanos decide regalar casi 4 millones de dólares sin bancarizar y no pasa nada? ¿Y la SUNAT? ¿Y la SBS? ¿Cómo hace Keiko para que la gente le regale tanto dinero y –dizque– de una manera tan desinteresada? Y ni con todo el apoyo de la clase empresarial más rica del país ha logrado ser gobierno.

Todas estas revelaciones han sido coordinadas, de tal manera que inmediatamente después de la publicación del señor Romero, Keiko Fujimori intentaba justificar este escándalo y usarlo a su favor para deslizar que el dinero de su campaña llegó así, solo, mientras que nunca recibió dinero de los brasileños. No sé cómo podría llegar a esa conclusión. Así como Credicorp o Buenaventura de Roque Benavides, Odebrecht también pudo haber sido aportante y esto solo vuelve más grave, pero más interesante el caso.

¿Cuáles son las líneas de investigación? Varios abogados lo explican bien: puede ser lavado de activos o puede ser cohecho en grado incompleto. “Te doy plata en campaña y cuando ganas me beneficias desde el poder político”. Esa tentativa también es punible y aunque nuestra legislación siga quedando pequeña para todo lo que está pasando, a nivel constitucional, penal, etc., vale la pena empezar a sentar precedentes importantes en aras de construir y de hallar la verdad.

Lo más curioso ahora son las repercusiones económicas para la empresa del señor Romero. Las acciones de Credicorp cayeron y algunos hablan de varios millones de dólares perdidos. ¿Qué le dirán sus asociados y qué le dirá el Perú? Va quedando claro que no solo era nuestra clase política la más torpe o la más corrupta, sino también va aplicando para nuestra clase empresarial.