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Política

Maletines y millones para Keiko

El financiamiento electoral es un gran problema en el país.

AAR
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La revelación de Dionisio Romero Paoletti de que Credicorp aportó US$ 3,65 millones a la candidatura fujimorista 2011 erosiona la reputación de una de las principales corporaciones del país, así como del empresariado en su conjunto, y empeora la perspectiva judicial de Keiko Fujimori.

Dicho aporte no configuraría el delito de lavado de activos pues su origen, derivado de la operación de Credicorp, es lícito, pero la nula transparencia en su entrega a Keiko Fujimori en maletines, sin bancarizar ni registrar la fuente, constituye un hecho indecoroso.

La justificación de Romero para financiar la campaña fujimorista fue “la amenaza del chavismo” que, en su opinión, representaba la candidatura de Ollanta Humala, y para la forma encubierta de hacerlo eran “las represalias que podía tomar una opción política asociada con el chavismo”.

Pero en 2011 Humala ya no parecía el candidato del chavismo sino de Lula, gracias a lo cual lo habría financiado Odebrecht, al igual que a la mayoría de sus rivales incluyendo a Fujimori.

A Credicorp, al igual que a las principales empresas agrupadas en Confiep les hubiera bastado vencer sus prejuicios y no dejarse mangonear por Alan García, para conversar con Humala y darse cuenta de ello en vez de auspiciar a una candidata como Keiko Fujimori cada vez más alejada de una economía competitiva por su vocación creciente de lobista y su gran entusiasmo por meter al congreso a impresentables.

Este financiamiento a Fujimori puede explicar que, en su cita con el presidente Martín Vizcarra, uno de sus temas de mayor interés fuese cambiar a la ministra de Salud para retroceder en la ley de octógonos sobre alimentos.

En general, el prestigio de la empresa privada se daña aún más por estos involucramientos indebidos y encubiertos en la política.

Pero la principal perjudicada es Keiko Fujimori pues la revelación de recibir directamente el dinero de Credicorp fortalece la hipótesis de que ella tenía conocimiento preciso sobre el origen del financiamiento de su campaña, lo cual explicaría el gran faenón organizado para encubrir los aportes que recibió vía el ‘pitufeo’.

El financiamiento electoral sigue siendo el gran problema político.

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