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Política

El gran elector

Malo para la democracia, la empresa y los ciudadanos.

EDITORIAL
EDITORIAL

La revelación de Dionisio Romero Paoletti, el directivo de Credicorp, el holding de empresas entre las que se encuentra el principal banco del país, ha causado una natural controversia.

Su declaración a la Fiscalía permite armar un cuadro de las razones y relaciones entre esta empresa –y al parecer otras también– y Fuerza Popular, liderada por Keiko Fujimori. Romero declara que el año 2011 aportó 3,6 millones de dólares a la campaña electoral fujimorista como una iniciativa personal motivada por el miedo a un eventual Gobierno de Ollanta Humala cuyo programa creía que era un peligro para el país y para sus empresas.

La modalidad de la entrega del dinero fue, por decir lo menos, sui géneris, tratándose de los líderes de empresas bancarias y financieras: dinero en efectivo entregado a Keiko Fujimori en la casa de un tercero y en varias armadas. Los aportes quedaron en secreto, nuevamente por temor a futuras represalias.

De esta revelación sorprende la reiteración del miedo como motivo de los aportes secretos, cuando ya se sabía que, a diferencia del año 2006, Humala presentaba un programa que no justificaba ni el miedo ni la generosidad del aporte. Salvo que estuviese en juego algo más que las elecciones, es decir, la posibilidad de influir a través del fujimorismo en decisiones que favorezcan directamente a determinadas empresas.

De hecho, es clásica la referencia a que no siempre los intereses del país son los intereses de las empresas, lo que incide directamente el debate que esta revelación abre o reabre sobre la participación electoral de los empresarios como los grandes electores en secreto, lo que implica retener para sí un papel que la sociedad y la ley no les otorga.

La opacidad de estas operaciones revela al mismo tiempo un doble discurso respecto de los compromisos con el país y el uso de dinero para opciones de las cuales no se informa a los ciudadanos, a los que se les pide confianza y coherencia. Malo para la democracia, malo para las empresas, malo para los ciudadanos.

Por lo demás, el fujimorismo cree que esta revelación forzada por una investigación fiscal lo favorece. Sin embargo, se han fijado varias evidencias contrarias al hilo de su defensa, como que Fuerza Popular recibió aportes no declarados de varias empresas; que no es cierta la versión del único aportante que luego murió; que la lideresa de ese partido sí recibía directamente los aportes de campaña, confirmando otra mentira; y que la cantidad de aportes fruto del miedo arroja un volumen de dinero cuyo destino debe ser investigado. No se entiende, por ello, la alegría del fujimorismo.