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Política

Pago por ver

“Indemnizamos a quienes pusieron en marcha la enorme corrupción a cambio de que ellos cuenten la historia completa, que ahora se reservan”.

MIRKO
MIRKO

Es de suponer que con la decisión judicial de pagarle los S/524 millones a Odebrecht empieza a cerrarse el episodio de las delaciones de la empresa. La teoría es que sin ese desembolso la empresa no entregará elementos indispensables para que la justicia peruana pueda llegar a conclusiones finales. Como si estuviéramos comprando las sentencias futuras.

Sin duda es un canje poco apetitoso. Indemnizamos a quienes pusieron en marcha la enorme corrupción a cambio de que ellos cuenten la historia completa, que ahora se reservan. Esto se suma a la impunidad ya concedida a los funcionarios brasileños que operaron el sistema de coimas. No sorprende entonces que la operación sea polémica, y que lo siga siendo por buen tiempo.

Los argumentos en contra son variados. Uno es que tratar con guantes de seda a la empresa delincuente es un despropósito, no importa qué beneficios legales se obtengan a cambio. De allí se desprende otro, según el cual el Estado debe provisionar ese dinero para las reparaciones civiles pendientes de Odebrecht. Hay quienes suman a esto una cuestión de soberanía.

Un argumento más sofisticado es el de César Azabache. Si hemos entendido bien, la decisión de pagar introduce un elemento que en apariencia finiquita una situación a la que le faltan todavía muchos aspectos para concluir. No es momento de que la empresa cobre cuando tiene por delante un horizonte de pagos al Estado peruano, incluso por montos a ser definidos.

Viene implícito en lo anterior que mientras subsistan intereses de los dos lados, Odebrecht podría seguir utilizando la información de que dispone para beneficio propio. Es decir, el pago no resolverá el problema para el cual está siendo desembolsado.

Luego están las acusaciones cruzadas. Para algunos criticar el pago significa lanzar deliberadamente una llave inglesa al engranaje de la justicia en el caso Lava Jato. Una referencia directa a la necesidad de pruebas con más peso en muchos de esos juicios abiertos. La idea aquí es que una justicia de tan alto perfil vale mucho más que la suma por entregar.

Por último están quienes consideran la decisión de pago un simple deseo de favorecer a Odebrecht, en un enjuague de alto nivel que nunca se termina de explicar bien. Pero en repetirlo parece estar el gusto.

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