El barrio de broncas que se viene acá
Conflictividad social crecerá en los meses siguientes.
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Aunque en estas cosas al final nunca sabe, como lo demostró el caso chileno, en el Perú no parecen haber condiciones para una gran explosión social como las que están ocurriendo en la región, aunque eso no implicará la ausencia de conflictos regionales focalizados, pero con un alto impacto político a nivel nacional.
El riesgo de una gran explosión parece no ser alto en el futuro cercano pues el Perú ha tenido varios mecanismos de desfogue social en los últimos años, desde los procesos anticorrupción que han puesto a todos los presidentes de la república del pasado reciente en serios problemas, incluyendo arrestos domiciliarios y carcelarios, extradiciones y hasta suicidios, al igual que con los principales políticos del país; hasta el referéndum del año, la disolución del congreso, y las elecciones parlamentarias de enero próximo.
Pero el escenario peruano no está tranquilo. Según la Defensoría del Pueblo existen unos 184 conflictos sociales en todo el país, algunos de los cuales están en pleno proceso y son de particular importancia, principalmente los que están vinculados a actividades empresariales mineras, entre otros sectores como el del petróleo.
Dos son los aprietos sociales que producen más interés y tensión. Uno afecta al corredor minero del sur especialmente para bloquear la salida del mineral de la operación de Las Bambas, y el otro se vincula al proyecto Tía María, el cual resume varios de los problemas del gobierno del presidente Martín Vizcarra para encarar el fenómeno de la conflictividad social.
No solo llega tarde a la protesta, y con frecuencia firma acuerdos para ‘resolver’ los conflictos mediante pactos que no solo infringen la ley sino que el Estado incumple, alimentando las protestas futuras, sino que el propio gobierno muestra, en medio de su indecisión, dos caras ante los conflictos, tal como ha sido patético en Tía María.
Los períodos electorales suelen coincidir con menor conflictividad social en la minería peruana, pero los comicios parlamentarios de enero pueden ser una excepción por la necesidad de los sectores más radicales de hacerse notar en un proceso en el que la dinámica local será, antes que la nacional, decisiva en cada resultado electoral.
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