El plan

El Gobierno ha presentado su plan de trabajo bajo un marco auspicioso a un mes de la disolución del Congreso, como un complemento y continuidad de los anuncios del pasado 28 de julio que perdieron atención debido a la extremada tensión política promovida por el Parlamento disuelto.

Es saludable que se insista en el marco programático de los cinco ejes de gestión: integridad y lucha contra la corrupción, fortalecimiento institucional, crecimiento económico equitativo, desarrollo social y descentralización para el desarrollo, y que en su desagregado el presidente Vizcarra y el premier Zeballos hayan separado lo inmediato y lo que corresponde al mediano plazo.

En el contexto posterior al 30 de setiembre, es igualmente positivo que el Ejecutivo convierta en decretos de urgencia dos iniciativas que el Congreso congeló por diversos medios atendiendo a las presiones externas, el que garantizará que los establecimientos farmacéuticos públicos y privados expendan medicamentos genéricos, y el que dispone el control de concentraciones empresariales o fusiones para garantizar la competencia en el mercado.

Es igualmente promisorio que se ponga énfasis en la reactivación de la obra pública, un problema de gestión que ha merecido otras iniciativas infructuosas. Se espera que el decreto de urgencia solicitado por la Contraloría para reactivar las obras paralizadas y optimizar la inversión pública cumpla esta vez su cometido. Esta iniciativa es eslabonada con el anuncio de culminar en el 2024, como máximo, la ejecución de los 52 proyectos comprendidos en el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad.

La agenda social ha sido menos estructurada y presenta algunos vacíos especialmente en el sector Educación. En el ambito social, es sin embargo sugerente el anuncio de que el MINSA procederá a afiliar a todos los peruanos al SIS, es decir, el logro de la universalización de salud, un objetivo básico de un país de renta media como el Perú, o la revisión anual de los sueldos de los jubilados con propósito de aumento de sus pensiones, y la posibilidad del aumento del Salario Mínimo Vital.

Faltaron referencias a otros sectores que demandan medidas urgentes y efectivas, entre ellas la seguridad ciudadana. Los anuncios en este punto han sido insuficientes y se espera decisiones coherentes. Desde hace tiempo, respecto a la seguridad no solo existe un asunto de percepción, que no deja de ser decisivo, sino la progresión de delitos violentos con características masivas y un claro déficit de las actividades de inteligencia y previsión.