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Política

Futuro de un servinakuy político

“Verónika Mendoza no es, que se sepa, una izquierdista radical convencida, y el pulseo con el sector Cerrón de la nueva bancada va a ser inevitable”

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Vladimir Cerrón necesita una locomotora que ayude a arrastrar sus vagones de Perú Libertario hasta el Congreso. Verónika Mendoza necesita un partido inscrito para que su Nuevo Perú pueda participar en la próxima elección. El acuerdo incluye varios bemoles ideológicos, pero en términos prácticos parece beneficiar a las dos partes, al menos en el cortísimo plazo.

Mendoza ha tenido problemas para potenciar el expectante tercer lugar (casi 19% de votos válidos) que obtuvo en las elecciones presidenciales del 2016. Pero Frente Amplio que lideró se partió en el Congreso, y tuvo que formar otra agrupación. El acopio de firmas para una inscripción propia en el JNE quedó por el camino, dejándola políticamente huaccha.

Su acercamiento a las organizaciones agrupadas en Juntos por el Perú no funcionó, y Mendoza empezó a mirar más a la izquierda. A fines del año pasado empezó a interesarse en el intento de la izquierda radical de formar una alianza. El proyecto no dio fuego, pero evidentemente Mendoza ya había tomado una decisión: ser la candidata de esa izquierda radical.

Desde el 2016 no ha aparecido en la izquierda un competidor o competidora con el peso de Mendoza, y ella termina siendo la única ubicada en las grandes ligas. En enero de este año iba primera en evaluación positiva de la encuesta IEP, aunque en Ipsos este mes iba sexta, con 6%. En las preferencias electorales Datum del mes pasado iba en cuarto lugar.

El camino que ha elegido la candidata hacia el 2021 es complicado. Mendoza no es, que se sepa, una izquierdista radical convencida, y el pulseo con el sector Cerrón de la nueva bancada va a ser inevitable. Con lo cual no podemos descartar que la recta electoral del bicentenario la encuentre, otra vez, popular pero sin inscripción en el JNE.

De otra parte la izquierda radical parece condenada a ir separada, en el 2020 y en el 2021, en media docena de liderazgos con un pie en su anclaje regional y otro en el escenario nacional. En esto la cuestión no es realmente la fea catadura ideológica de Cerrón, sino la posibilidad de aglutinar el voto radical de todo el país bajo un solo liderazgo. Mendoza está dispuesta a jugarse ese huachito.


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