Ex fiscal general de Brasil critica actuación de un fiscal de Perú

Rodrigo Janot, el ex fiscal general de Brasil, reveló en su libro de memorias Nada menos que todo. Detrás de la operación que colocó al sistema político en jaque dos controversiales encuentros con el fiscal jefe de la cooperación judicial internacional en el Perú, Alonso Peña Cabrera.

El libro, que salió a la venta el último viernes, ha generado polémica en Brasil. El subprocurador Moacir Guimarães ha pedido al Consejo Nacional del Ministerio Público que impida su comercialización "por ser nocivo a la sociedad e incitar a la violencia".

En uno de los capítulos, Janot relata que entró armado a la sede de la Corte Suprema de Brasil con la intención de matar a un juez supremo, al que ante la prensa identificó como Gilmar Mendes, por hablar mal de su hija.

En otro párrafo describe que en aquellos tiempos convulsos de la investigación Lava Jato tenía licor en su despacho porque a veces necesitaba el “efecto terapéutico” de una copa, para liberar las tensiones.

Alonso, “el vivo”

Janot dice que el comportamiento del fiscal peruano Alonso Peña llamó la atención porque durante un almuerzo con integrantes de la Secretaría de Cooperación Internacional solicitó que el consumo general saliera como un pago individual a su nombre, aduciendo que sus viáticos eran bajos.

“En Perú, donde el avance de las investigaciones de Odebrecht alcanzó a cuatro ex presidentes (Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y Alan García, que acabó suicidándose en abril de 2019) y la líder de la oposición,Keiko Fujimori, la cooperación sufrió percances. El jefe de los acuerdos con Brasil, el fiscal Alonso Peña Cabrera, que tenía funciones similares a las de Vladimir Aras aquí en Brasil, era un tipo extraño. Su comportamiento llamó la atención por primera vez cuando, durante el almuerzo con miembros de la Secretaría de Cooperación Internacional, en Brasil, solicitó una factura colectiva como si fuera individual. Es decir, enviado a Brasil por su país para investigar actos de corrupción que involucran a cuatro ex presidentes, el sujeto, con el pretexto de que los viáticos que le dieron para el viaje eran bajos, no tuvo vergüenza en recurrir a una triquiñuela para quedarse con el cambio”.

Luego señala que Peña habría pretendido hacerse el vivo y salir de Brasil con documentos del caso Lava Jato, en valija diplomática, sin firmar un acuerdo de confidencialidad, por lo que pensó pedir su detención.

Pero, entonces decidió llamar al entonces fiscal de la Nación del Perú, Pablo Sánchez, y pedirle que le envíe un correo electrónico aceptando el acuerdo de confidencialidad.

"Peña Cabrera, a raíz de sospechas de filtraciones de información en torno a las conversaciones con los fiscales peruanos sobre Lava Jato, se involucró en un episodio aún más controvertido. Después de obtener acceso a algunos documentos de investigación proporcionados por el personal de la Secretaría de Cooperación Jurídica Internacional y el DRCI (Departamento de Recuperación de Activos y Cooperación Internacional), quería hacerse el vivo. Se negó a firmar el acuerdo obligatorIio con el que la Fiscalía del Perú se comprometía a salvaguardar la confidencialidad de la información y a someterse al acuerdo penal firmado con Brasil. Aras vino a informarme sobre lo sucedido: "El tipo dijo que no firmará y que se iría. Fue a la embajada y no sabía cómo guardar los documentos, si en una valija diplomática o no". En ese momento, pensé: este tipo no se va de Brasil. Pediré el arresto de ese hijo de puta". Pedí llamar de inmediato al fiscal de la Nación, Pablo Sánchez Velarde. Al tenerlo en el teléfono, le reclamé por lo sucedido.

"Pablo, ¿qué historia es esta?. El acuerdo no es costoso y debe cumplirse", dije. Avergonzado, Pablo Sánchez incluso estaba dispuesto a venir a Brasil para firmar el acuerdo, pero le dije: "No. Quiero que me envíes por correo electrónico un documento firmado por ti y que cumpla con los términos del acuerdo". Terminó la llamada diciendo que verificaría cómo proceder para hacerlo. Si el documento no llegaba, ordenaría que a Alonso Peña Cabrera se le haga una inspección en el aeropuerto y evitar que salga de Brasil. Pero llegó el correo electrónico con el documento que había solicitado a Pablo Sánchez, lo que evitó que este caso se convirtiera en un incidente diplomático más grave.

Después de este enredo, bromeé con mi equipo que era necesario tomar una lección de este episodio. Cité esa vieja broma del padre árabe que le pidió a su hijo que saltara a sus brazos. Cuando el niño lo hizo, el árabe abrió los brazos y el chico cayó en el suelo. Llorando, le preguntó a su padre: “¿Por qué no me atrapaste?” Y el padre árabe respondió: “Lo que tienes que aprender es no confiar ni siquiera en tu padre”. Peña Cabrera, de hecho, no era digno de la más mínima confianza. Más tarde fue investigado en Perú porque fue acusado por miembros del grupo de trabajo peruano Lava Jato de tratar de disuadirlos de interrogar a los testigos de Odebrecht sobre Alan García. Bajo la presión de los fiscales involucrados en la investigación, finalmente fue destituido del puesto de jefe de cooperación internacional en el Fiscal General del Perú"

Este es el relató que realiza el ex fiscal general de Brasil, en el periodo 2013-2017, de sus primeros contactos con el fiscal peruano Alonso Peña. El libro está escrito en portugués y esta es una traducción realizada por La República, para esta nota.

La versión de Peña

La República contactó al fiscal Alonso Peña Cabrera para conocer su versión de estos hechos. Sobre la historia de la boleta de consumo, dice no recordar el incidente, pero rechaza haber realizado un engaño en el uso de los viáticos.

También niega haber pretendido sorprender a la cooperación judicial brasileña para sacar información de ese país dentro de la valija diplomática. “Es un relato absurdo, que no entiendo”, dice.

El ex fiscal de la Nación Pablo Sánchez recuerda haber recibido una llamada de Janot, pero nunca entendió o comprendió que se hubiera suscitado un conflicto. Lo consideró, recuerda, como una llamada de corroboracion regular, sin la mayor importancia.

“Esa historia es un absurdo. El fiscal Rodrigo Janot y Vladimir Aras han venido al Perú en diversas oportunidades y nunca han expresado alguna incomodidad, al contrario, alabaron el trabajo que los fiscales hacían en el Perú”, indica Peña Cabrera.

Peña dice que los hechos que refiere Janot podrían tratarse de unas declaraciones de Marcelo Odebrecht que la fiscalía peruana recibió en Brasilia, en compañía de los fiscales Rafael Vela y Frank Almanza, en junio del 2017.

“Vela quería traer esa información para el fiscal Germán Juárez; no quería venir con las manos vacías, pero luego de entregarnos los documentos nos dijeron que debíamos firmar el acuerdo de confidencialidad y no incriminación. Estuvimos de acuerdo. Nunca nos negamos, pero ya estábamos en camino al aeropuerto. Recuerdo que una joven fiscal nos dio el alcance y firmamos los documentos”, afirma Alonso Peña Cabrera.

El fiscal Alonso Peña Cabrera, ahora ya fuera de la Unidad de Cooperación Internacional, reconoce sus desavenencias con el Equipo Especial del caso Lava Jato. El fiscal José Domingo Pérez lo acusó de haber pretendido impedir que en Brasil se pregunte por el expresidente Alan García, hoy fallecido, y filtrar información reservada.

Sin embargo, una investigación de la Fiscalía Suprema de Control Interno del Ministerio Público lo exculpó. La denuncia de Pérez fue rechazada por carecer de “objetividad y razonabilidad”.