Hagamos como los bonobos

El país atraviesa una crisis política plagada de enfrentamientos que no cesan. Hay una energía que necesita ser liberada hace mucho tiempo y no sabemos cómo. El comportamiento de uno de los primates genéticamente más próximos al hombre nos ofrece una fórmula sensacional: el sexo multipropósito.

Hace miles de años que el bonobo, un simio que solía ser confundido con el chimpancé y que habita las boscosas montañas del Congo, la viene aplicando con éxito envidiable. Entre los bonobos la cópula, más que una función reproductiva o solo placer, como los humanos, es unión social, distiende a los individuos y reduce el estrés colectivo.

Cualquier discordia entre padres e hijos, hermanos y hermanas, amigos, rivales, vecinos, tribus y todas las combinaciones posibles se resuelven con un polvo intenso y fugaz, cuyo orgasmo sanador disuelve las tensiones, armoniza los impulsos y ayuda a llevar la fiesta siempre en paz, porque la fiesta es en realidad una orgía perpetua y feliz. Una sociedad en donde las fricciones se resuelven con fricciones, la de los fabulosos e igualitarios bonobos.

Todos contra todos es todos contra ninguno, ese es su secreto. No violencia, amor. No represión, sexo. ¿Se imaginan, por ejemplo, a Vizcarra solucionando el entrampamiento con el Congreso tras un veloz choque y fuga con Olaechea? ¿A Becerril amistándose con Marisa Glave luego de un rapidín? ¿A Indira Huilca con el pastor Rosas? ¿A Keiko con PPK, al fiscal Domingo Pérez con Bartra, a Tubino con De Belaunde y todos los opuestos que se les ocurran? ¿A los archienemigos de las redes teniendo quicklys pacificadores en lugar de tanto tecleo?