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Política

A Palacio por el atajo y con pata de cabra

Aráoz debiera desmarcarse del golpismo del fujiaprismo.

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Ojalá que Mercedes Aráoz aproveche los tres días que estará, hasta el jueves, a cargo de la presidencia por el viaje a la ONU de Martín Vizcarra, para reflexionar y darse cuenta de que no le conviene lograr su legítima aspiración de ser presidenta de Perú llegando a Palacio por el atajo de la puerta falsa abierta con la pata de cabra del fujiaprismo.

Aráoz estuvo anteayer con el presidente Vizcarra en la ceremonia por el día de las fuerzas armadas, en un ambiente entre ambos más distendido en comparación con el bastante denso del desfile militar del 29 de julio pasado.

En la noche, la vicepresidenta Aráoz cenó con el presidente del Congreso Pedro Olaechea en un salón privado del restaurante Perroquet del Hotel Country Club, junto con los miembros de la Comisión de Venecia y lo más selecto de la oposición al adelanto electoral, empezando por Rosa Bartra.

Es evidente que Aráoz se distanció de Palacio luego del mensaje a la nación en el que el presidente Vizcarra anunció el proyecto de adelanto electoral, pero con la descortesía de no informarle antes a la vicepresidenta.

Más que descortesía o descuido, fue una torpeza de un presidente que comete el error de no hacer ‘política’ con los políticos, y solo la hace desde la plaza, especialmente en un caso en que la actitud de la vicepresidenta es crucial en el desenlace que puede tener la trifulca en que está la política peruana.

Pero esos son problemas del presidente, no de la vicepresidenta, a quien la historia le pone hoy por delante el tentador caramelo de la presidencia de la república, que mal haría ella en aceptar si se concreta el embate fujiaprista para demoler a Vizcarra como antes lo hizo con Pedro Pablo Kuczynski.

Por más molesta que esté, y razones no le faltan, ponerse la banda presidencial con el embate de la turba de una bancada mafiosa como la del fujiaprismo, no es una buena foto ni para Aráoz ni para esta débil democracia.

Además, podría llegar anunciando, como lo hizo Vizcarra en marzo 2018, un tiempo de paz, pero la opinión pública rechazaría su gobierno.

Más le conviene a Aráoz anunciar, cuanto antes, que ella no es parte de esa componenda turbia, antes de que todos queden convencidos de que sí lo es.

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