Dos hombres ejemplares

Veo la televisión sin imagen ni sonido en estos días. Y solo recuerdo a mis maestros. Porque fue un privilegio el haber trabajado en los ochenta con Alberto “Tito” Flores-Galindo (1949 - 1990) y con Carlos Iván Degregori (1945 - 2011). Allá, en el Diario Marka, mi ateneo en el trajín de todos los días, mi memoria se enciende y los extraño.

Hoy desfilan los mismos personajes en la televisión. Y las mismas respuestas a preguntas necias. De Sheput a Letona. De Salaverry a Bartra. La sustancia ganada por la coyuntura. Cero historia, ideologías, programas. Solo la inmediatez. Y leña al fuego. El Ejecutivo contra el Congreso. Y de pronto, siempre Keiko, siempre la estulticia de la organización criminal. Ya lo dije, impresentables.

En aquel tiempo no existían tantos canales y tanto imberbe. Por ello un debate político entre “Tito” Flores-Galindo y Sinesio López, por ejemplo, era la construcción de una idea, la lucidez de una reflexión, la dialéctica de un pensamiento. Y si acaso intervenía Carlos Iván Degregori, entonces uno navegaba de la antropología a la historia, de la política a la filosofía. Y hablo de los pensadores de izquierda, pero al frente también existían gallos de otro cantar y avanzábamos.

Hoy no hay debate, solo prepotencia e ignorancia. ¿Y acaso no existen mentes lúcidas en el Perú? Sí las hay. Pero la organización criminal ha bloqueado la inteligencia. Sin perspectivas ni horizontes, las palabras se gastaron por el manejo de una banda contra la otra. Por eso leo poesía y, en estas horas, miro la televisión sin imagen ni sonido.