Metropolitano inaugurará 14 nuevas estaciones
EN VIVO Alianza vs. Boys
Política

¿Tiene hora?

“La industria relojera de lujo sigue buscando maneras de atajar la epidemia de robos y el mercado negro que ella ha generado”.

Mirko Lauer
Mirko Lauer

El robo de relojes-pulsera de lujo se ha vuelto un fenómeno mundial. Al Perú ha llegado de la mano de cinco bandas especializadas, informa la PNP, que identifican su botín en el aeropuerto y luego siguen a sus víctimas hasta un lugar propicio. Relojes de US$5,000 o mucho más, verdaderas joyas lucidas desaprensivamente en las muñecas sobre todo masculinas.

El robo del reloj era un hecho frecuente cuando estos eran por definición costosos, antes de que la tecnología y la industria oriental abarataron el producto hasta niveles irrisorios. Relojes como el Swatch (US$35 en sus orígenes) dejaron de ser presas apetecibles. El robo callejero se trasladó a los teléfonos celulares, donde sigue prosperando.

Algo sucedió en la cultura del lujo en paso del siglo pasado a este. Los hombres con recursos suficientes comenzaron a usar por marcas y modelos cotizados en decenas de miles de dólares. Una coquetería viril, y a la vez una no tan muda señal de su riqueza. Aparecieron las imitaciones, pero estas nunca han engañado a nadie, y menos a los ladrones.

El uso de relojes-pulsera se ha mantenido, lujoso o no, cuando estos se han vuelto prácticamente inútiles. El teléfono, la computadora, el automóvil, la radio y ubicuos relojes de pared y de pantalla dan la hora por todas partes. No es, entonces, la necesidad lo que lleva a correr el riesgo de colocarse espléndidas máquinas de medir el tiempo desde la pulsera.

La industria relojera de lujo sigue buscando maneras de atajar la epidemia de robos y el mercado negro que ella ha generado. Hay una base de datos mundial que sigue los números de registro en cada pieza, pero la tasa de recuperación es baja. Debemos entender que en el mundo del consumo suntuario perder esas sumas de dinero no es una tragedia económica. Aunque siempre está el valor sentimental.

Un reloj-pulsera sumamente caro y de marca es una manera práctica de acumular, mantener a buen recaudo o trasladar valor económico, siempre y cuando uno no se lo lleve de gira turística. Todavía nos deslumbran los 23 finísimos relojes que acumuló Vladimiro Montesinos en su paso por el poder. Fueron subastados por el Estado en el 2015.

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.