Fotocheck político de agosto

Mercedes Aráoz. En algún momento dijo que si Vizcarra parte, ella se irá con él. Desde entonces la distancia con el presidente ha ido en aumento, y los que sueñan con la vacancia siguen viéndola como una carta de reemplazo. Ella ha rechazado de plano ese juego, pero igual sus opiniones vienen siendo escuchadas con atención. No le gusta la idea del adelanto electoral.

Rosa Bartra. Han quedado atrás los días de su perfectible investigación en la comisión Lava Jato y de su aspiración a presidir el Congreso. Ahora la cosa es postergar el debate sobre adelanto electoral y sumarse al coro dedicado a asustar a Martín Vizcarra con la cárcel si disuelve el Congreso. ¿Es un apoyo o una serruchada de piso a la reunión de Olaechea en Palacio?

Pedro Olaechea. Es probable que regrese de Palacio con las manos vacías. Desde el momento en que se lanzó al diálogo con Vizcarra han aparecido en Fuerza Popular nuevas declaraciones e iniciativas, que ignoran olímpicamente a Olaechea. Quizás el diálogo le está recordando a FP los tiempos del dialogante Daniel Salaverry. Debería hacer más relaciones públicas en el Congreso.

José Domingo Pérez. Se siente perseguido, y se bate de lleno en la polémica política que rodea a los esfuerzos anti-corrupción. Su mejor arma contra los colegas que lo quieren sacar de en medio es un intenso activismo fiscal que viene acumulando los escenarios de acusación. Ahora nuevos colaboradores eficaces de peso vienen en su auxilio.

Miguel Torres. Ha roto un largo silencio para expresar una postura diferente de la de Bartra: no arrastrar los pies en el tema del asunto electoral, sino discutirlo cuanto antes, se entiende que para sacarlo de en medio con los votos de la mayoría. Obviamente está convencido de que eso no tendrá mayores consecuencias.

Martín Vizcarra. Su gestión política ha terminado siendo una suma de esperas. Varios de sus proyectos de reforma y el de adelanto electoral duermen en el Congreso. No se sabe ya si va a haber choque o arreglo con el Congreso; por el momento solo hay una guerra de gestos y declaraciones. La crisis en el sur andino ha retrocedido en los medios, pero sigue echando humo.