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Política

Solo un punto en la agenda

“Que la votación del adelanto de elecciones ocurra a más tardar la primera semana de septiembre, para que se vote en abril. Será eso o la cuestión de confianza”.

TOLA
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Para contrarrestar la sensación de pérdida de iniciativa, el Presidente Martín Vizcarra ha ofrecido una par de entrevistas en las que ha insistido en el argumento central de su estrategia política. Dice Vizcarra que nuestro crecimiento económico está muy por encima del resto de la región, pero podría ser incluso mayor si no fuera por el clima de confrontación entre el Legislativo y el Ejecutivo, del que solo saldremos con un adelanto de elecciones.

Aunque cuenta con un amplio apoyo de las encuestas y la opinión pública, es evidente que esta alternativa no le interesa a la oposición. Lo que Vizcarra le ha propuesto a Fuerza Popular es que renuncie al control de un poder del Estado, algo que Keiko Fujimori no permitirá sin ofrecer pelea, pues comprende que sin esa enorme capacidad de influencia política su destino judicial resulta todavía más sombrío.

Cada día que pasa es un triunfo para quienes se oponen al adelanto de elecciones, más todavía si la suma de la coyuntura y sus maniobras dilatorias evita siquiera que se discuta el proyecto de reforma constitucional enviado por el Ejecutivo. El cálculo podría ser que, si sigue pasando el tiempo y no se avanza, el descontento hacia el Legislativo pueda comenzar a ser contrapesado por un hartazgo hacia el propio Presidente, producido por su incapacidad para materializar un proyecto que planteó como una alternativa sensata y jurídicamente viable al cierre abrupto y unilateral de Congreso.

La crisis desatada con la publicación de la negociación con las autoridades arequipeñas por el caso Tía María mantuvo distraído a Vizcarra un buen tiempo. Desde el Congreso se hizo lo posible por amplificar el caso e incluso hubo voces que quisieron convertirlo en un pretexto para emprender un proceso de vacancia presidencial, algo tan tirado de los pelos que no logró tracción ni generó la zozobra esperada.

Los llamados al diálogo de Pedro Olaechea a Martín Vizcarra parecen un nuevo capítulo de esta estrategia. El Presidente del Congreso parece querernos distraer con el confuso mensaje a la nación que lanzó desde el Hall de los Pasos Perdidos o su extravagante iniciativa de utilizar el convento de San Francisco como lugar neutral para reunirse con Vizcarra. Quizá piense que así no notaremos que no le ha dado al proyecto de adelanto de elecciones la prioridad que le corresponde.

Por lo que se lee en las entrevistas a «Semana Económica» y «Hildebrandt en sus Trece», Vizcarra acepta la invitación al diálogo pero anuncia que deberá realizarse donde corresponde: en Palacio de Gobierno. Tanto si ocurre este encuentro como si no, el Presidente reduce la agenda a un solo punto: que la votación del adelanto de elecciones ocurra a más tardar la primera semana de septiembre, para que se vote en abril. Será eso o la cuestión de confianza.


Raúl Tola. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.