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Política

Atrasando el adelanto

“¿Por qué el entusiasmo público por adelantar las elecciones? Un factor es castigar al actual Congreso, percibido como el origen operativo de la crisis de impase”.

MIRKO
MIRKO

¿Qué está pasando con el proyecto de adelanto electoral para el 2020? La iniciativa es popular en todas partes, menos en el Congreso. Una mayoría de parlamentarios no parece tener la menor intención de aprobarla, incluso, ni siquiera de discutirla. Como es natural, consideran que se trata exclusivamente de un proyecto para desaparecerlos de la escena política.

Si el proyecto no pasa, será un evidente desaire al Ejecutivo. Pero a la vez le resultará a Martín Vizcarra un revés político limitado: la intención de resolver la actual crisis de impase por esa vía seguirá allí, y con ella la opinión ciudadana favorable. La continuada presión por el adelanto seguirá siendo un factor de debilitamiento y de inopia política del Congreso.

Algunos consideran que bloquear el adelanto puede llegar a desembocar en una disolución del Congreso. Esta sería la razón por la cual la respuesta de Fuerza Popular hasta aquí no ha sido la negativa de plano, sino una posposición burocrática en la comisión de Constitución. A la vez, la verdadera plana mayor de la mayoría no se ha colocado en modo negociador. Más bien se está atrincherando en un búnker.

Vizcarra ha aprovechado la demora parlamentaria frente al proyecto para acopiar simpatías, por ejemplo, apelando al derecho del pueblo a votar. Si bien ese argumento tiene cierto aroma a discurso de plazuela, igual puede reforzar su proyecto, en la medida que apunta a la creciente distancia entre el Congreso y las encuestas. Algo que ya no se va a revertir, ni en un año ni en dos.

¿Por qué el entusiasmo público por adelantar las elecciones? Un factor es castigar al actual Congreso, percibido como el origen operativo de la crisis de impase. Otro es la convicción de que nuevas elecciones traerán un juego político más equilibrado, con vientos frescos en la política. Frente a esa posibilidad, toda demora resulta inútil.

Para FP un adelanto electoral como el propuesto significaría una temprana partida de Vizcarra, además, convertido en pato cojo desde el momento de la convocatoria. Luego evitaría el peligro de la disolución, que acortaría aún más su partida y la volvería traumática. Podría incluso beneficiarse de una breve solidaridad entre bancadas disueltas, para lo que sirva.


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