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Política

Urgen novedades

“Los intentos de pacificar el sur no le están funcionando, y la polémica en torno del caso Odebrecht no le está aportando nada. Son dos tareas que exigen distinto tratamiento”

lauer
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Martín Vizcarra mantiene una alta popularidad, pero tiene demasiados frentes abiertos. En el Congreso lo está esperando una nueva batalla si no se aprueba el adelanto de elecciones. En la anticorrupción está confrontado con los fiscales emblemáticos. Además, en el sur enfrenta una seguidilla de protestas que no se va a detener fácilmente.

Estos flancos han empezado a darse la mano, al grado que Odebrecht, Tía María, adelanto electoral comienzan a parecer una y la misma cosa. Algo así como una variada guerra de guerrillas donde el propósito común es volver al presidente políticamente arrinconable. Ni los espléndidos juegos panamericanos han podido amortiguar este clima.

En algunos casos su primer ministro muestra disposición de ir al quite. Pero en otros, como el audio de Arequipa o el abierto desagrado de los fiscales, el tema es directamente con Vizcarra. Este no parece tener una estrategia de control del daño a la vista, y sus seguidores naturalmente están reclamando algún tipo de acción política más eficaz.

Los tres escenarios no tienen la misma importancia, y está claro que la posibilidad del adelanto electoral es lo que más atrae la atención de una amplia mayoría nacional. Aquí el problema para Vizcarra es que no puede manejar los tiempos en el Congreso, ante cuya mayoría solo parece contar con el implícito recurso de la amenaza.

Los enemigos parlamentarios de Vizcarra en el Congreso nunca han dejado de buscar elementos para un golpe de mano contra él. En esto su estrategia ha pasado de una guerra de desgaste a una guerra de resistencia, donde el propósito es ganar tiempo para un golpe de mano decisivo. Sin duda, la apertura de nuevos frentes ayuda a Fuerza Popular y sus socios.

¿Puede Vizcarra cerrar sus otros dos frentes antes de que se desborden? Los intentos de pacificar el sur no le están funcionando, y la polémica en torno del caso Odebrecht no le está aportando nada. Son dos tareas que exigen distinto tratamiento; juntas son las prioritarias en este momento. Más la urgente tarea de no abrirse nuevos frentes de batalla.

¿Puede ayudar a Vizcarra un cambio de ministros? Quizás. Siempre y cuando los recién llegados realmente signifiquen algo interesante.

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