El presidente se declaró pato rengo

La marcha atrás del gobierno en el permiso para la construcción del proyecto Tía María constituye una muy mala noticia para Arequipa y para el país, pero, en el corto plazo, para Martín Vizcarra, quien por lo ocurrido prácticamente sella una autodeclaración de ser un presidente pato rengo, es decir, un jefe de estado con capacidades decrecientes y limitadas, algo que le va a costar políticamente muy caro.

Se anunció como “una suspensión hasta que se resuelva el recurso de las autoridades de Arequipa y como una decisión de oficio del consejo de minería”, pero la verdad es que fue una disposición del propio Vizcarra y de la secretaria general de palacio, Miriam Morales, con quien decide lo relevante.

El proyecto quedará, como muchos asuntos de esta administración, en el limbo hasta el siguiente gobierno, con consecuencias lamentables para la presidencia de Vizcarra:

1. La pérdida de una inversión de US$ 1,400 millones con una muy importante creación de empleos formales, lo cual el país requiere con urgencia. La señal para el sector privado, dentro y fuera del país, es muy negativa.

2. La demolición de la institucionalidad del sector minero peruano, uno de los más importantes del país, pues su credibilidad se ha hecho añicos.

3. La evidencia de un gobierno sin capacidad de implementar una política pública. Para acabar como acabó, mejor ni hubiera dado el permiso.

4. La demostración de ser un gobierno totalmente débil que se amedrenta hasta de las bravatas antidemocráticas y violentistas de un gobernador regional como Elmer Cáceres que ha demostrado ser un energúmeno y que anteayer lanzó un mensaje a la nación amenazante y hasta humillante para Vizcarra, desautorizándolo, lo cual lo confirmó el propio presidente de la república con la marcha atrás por la que optó apenas al día siguiente.

5. La alerta a las autoridades regionales y otros grupos de interés, que se está ante un gobierno débil que cede a todo. A pedir con fuerza se ha dicho.

6. La evidencia de que el gobierno solo pondrá su capital político en el adelanto electoral, con la autoconfirmación de Vizcarra de ser un presidente ‘pato rengo’ al que solo interesa su popularidad para llegar como sea al 2020.