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Política

¿Y si pensamos cómo lo haría un político?

“Esta gestión regresaría a creer que la informalidad se soluciona a costa de los trabajadores”.

Sigrid
Sigrid

Además de las reformas frustradas en medio de un paupérrimo debate, el Congreso volvió a elegir al fujimorismo para dirigir la Mesa Directiva. Después de las desastrosas gestiones de Luz Salgado, Luis Galarreta, Daniel Salaverry -que terminó por bajarse de la Mototaxi-, le sigue Pedro Olaechea mandando a las mujeres a la peluquería. Atroz.

Así que bueno, si ustedes también miraron con total desesperanza las últimas decisiones de nuestro deprimente Poder Legislativo, queda claro que el discurso del presidente Martín Vizcarra fue un: “ya estuvo bueno”. A pesar de todo, la pregunta siguiente sería, ¿realmente está dispuesto Martín Vizcarra a dejar su cargo de manera tan desinteresada? ¿Puede alguna persona que tuvo la sana ambición política de postularse a un cargo público, querer salirse de manera tan desprendida como algunos anuncian? Es más, en medio de esta situación, ¿renunciarían ustedes al cargo de presidente o terminarían sacando solo al Congreso?

Creo que el anuncio presidencial fue más que acertado, necesario incluso, aunque aún esté pendiente el cómo. Por ello, es bueno hacerse todas estas preguntas. Idealizar a Vizcarra sería absurdo, comprenderlo más bien, resulta un ejercicio más interesante. Las primeras voces hablan de una propuesta en la que, de llegar a un referéndum, se planteen dos preguntas: una sobre el adelanto de elecciones congresales y otra sobre el adelanto de elecciones presidenciales. ¿Por qué no? Pensar que la actuación política de un líder es por puro amor a la patria o sacrificio, es ser un poco ingenuos en este juego. Intentemos pensar como los personajes de esta historia, como políticos.

Ahora bien, quizá sea bueno detenernos en este punto y ver lo que está haciendo este gobierno más allá del conflicto. El 28 de julio se aprobó el Plan de Competitividad que, entre otras cosas, incluye modificaciones para el régimen MYPE. Aparentemente esta gestión regresaría a creer que la informalidad se soluciona a costa de los trabajadores, pese a que la reducción de costos del trabajo se viene aplicando de manera progresiva hace muchos años, sin resultados. Quizá sea hora de que Vizcarra use su astucia política para conversar con el gremio laboralista, busque salidas tributarias al problema de la informalidad, consiga un apoyo real entre la gente, y no solo un respaldo en el vaivén político. El juego continúa...

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