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Política

Mujeres en política como reto pendiente

Ana Neyra Zegarra (*)

Ana Neyra
Ana Neyra

En el 2021 se cumplen 200 años de independencia y aún está pendiente garantizar plena igualdad. Queda camino por recorrer para enfrentar la violencia (solo este año, 81 feminicidios) y para equilibrar el acceso a derechos como salud o educación. La plena participación política aún nos reta también como sociedad.

En el Perú, las mujeres solo podemos votar desde 1955. Desde 1997 se implementó la “cuota de género”, un porcentaje obligatorio de mujeres en las listas. Primero, 25% en el Congreso; desde el año 2000, 30%. En el 2002 también en listas regionales y municipales y, desde el 2004, para Parlamento Andino. Ahora, incluir mujeres en las listas no garantiza el acceso a cargos. El partido define el orden de candidaturas. Muchas veces las mujeres en los últimos lugares, con menos posibilidades de ser elegidas. Solo hay 36 congresistas mujeres (casi 28%), en consejos regionales representan 19,2% y, en concejos municipales, 25,7% en provinciales y 30,7% en distritales. En cargos de dirección (donde no aplica cuota), una vicepresidenta, ninguna gobernadora, pocas alcaldesas (3,6% en ámbito provincial; 5%, distrital).

Países como Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Venezuela han incluido en las listas a la mitad de mujeres (paridad), ubicadas intercaladamente (alternancia). Con estos mecanismos, la participación de las mujeres se elevó incluso más allá del 35% (Llanos y Roza 2015).

En el Perú hoy hay un debate sobre paridad y alternancia. Dentro de los proyectos de reforma política, presentados por el Poder Ejecutivo, se incluye este requisito para listas al Congreso, Consejos Regionales y Concejos Municipales. Surgen voces que rechazan la propuesta. Alegan discriminación.

El derecho a la igualdad implica tratar igual las mismas situaciones, pero también permite adoptar medidas diferenciadas cuando los puntos de partida no son los mismos, para promover igualdad de oportunidades.

Según la Encuesta de Brechas de Género en el Uso del Tiempo (2010), las mujeres dedican semanalmente 23 horas más que los hombres al trabajo doméstico no remunerado. Además, como candidatas y autoridades, son víctimas de acoso político. En 2014, 26% de las candidatas a consejerías regionales declararon haber sufrido acoso político: hostigamiento (58%), presión (43%), violencia (34%), amenaza (29%) y persecución (15%). En 2018, el 22% de candidatas aseguró haber sido víctima de acoso político (JNE 2014 y 2018).

En las Elecciones 2016, el tercio de candidaturas era de mujeres y participan en medios en menor proporción (radio, 20,1%; diarios, 28,9%; televisión, 26,5%) (JNE e IDEA, 2016). Las candidatas solo invierten 10% en televisión, 28% en radio y 10% en prensa escrita (IDEA 2012).

Con todo ese escenario desfavorable, las mujeres sí participan en política. El 48% de afiliaciones a partidos políticos son mujeres y en 12 de estas agrupaciones hay más mujeres afiliadas. Sin embargo, las mujeres con cargos de dirección en los partidos representan solo el 30% y en ningún partido son mayoría (JNE 2018).

¿Es necesario adoptar medidas como la paridad y alternancia? La respuesta debe ser que sí. Hoy las mujeres somos más del 50%, pero aún no se refleja en espacios de decisión. Generar igualdad de oportunidades a las mujeres es parte de nuestra transición a garantizar plena ciudadanía a todos y todas, parte central de nuestra agenda para el Bicentenario.

Hoy (ayer) la Comisión de Constitución, por mayoría, dio un paso en ese sentido. Ojalá el Pleno del Congreso asuma también este compromiso.

(*) Profesora de la Universidad del Pacífico. Ex secretaria técnica de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política.

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