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Política

Con diálogo

Ninguna política de fuerza resolverá el conflicto de Tía María.

Editorial
Editorial

El presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, reveló que el diálogo con las autoridades de la provincia de Islay (Arequipa) en relación con el proyecto minero Tía María se iba a realizar antes del otorgamiento de la licencia de construcción a la empresa Southern Peru Copper Corporation, pero las propias autoridades de la región Arequipa, encabezadas por su gobernador, dijeron que no querían tener ningún tipo de diálogo.

Esta información es crucial respecto al conflicto sobre dicho proyecto minero que se encuentra en el punto en que la población del Valle de Tambo, en Islay, ha iniciado un paro indefinido. En el primer día de la paralización, la principal tendencia de los manifestantes es negarse al diálogo mientras no se anule la licencia a la empresa, en tanto que se bloquearon algunas vías de comunicación que afectaban el libre tránsito entre los distritos Dean Valdivia, Punta de Bombón y Cocachacra.

A diferencia de otros momentos en este largo conflicto, en esta oportunidad queda claro que, desde el inicio, las autoridades de la zona llevan a cabo una paralización sin horizonte de diálogo, lo que constituye ahora mismo el principal problema que puede llevar a que la situación escale. El Gobierno, de acuerdo a lo que ha señalado el premier, se encuentra abierto al diálogo, aunque no ha recibido respuesta a los oficios enviados a las autoridades.

Es obvio que el conflicto fue espoleado por la concesión de la licencia para la construcción del proyecto, valorizado en US$ 1,400 millones, una decisión adoptada a un mes de vencerse el plazo de vigencia del Estudio de Impacto Ambiental (EIA), para evitar que el proyecto vuelva a fojas cero. En ese sentido, hubiese sido ideal que, con el debido tiempo, todas las decisiones se sujetaran a un diálogo franco de todas las partes, una omisión que no puede recaer exclusivamente en la población local.

A pesar de ello, aún existe espacio para este diálogo, especialmente si la licencia de construcción no implica el inicio de obras. En esa dirección, dos aspectos básicos que deben dilucidarse, sobre los cuales no solo caben declaraciones, es si fueron levantadas las observaciones al EIA, y el modo de lograr un equilibrio real y sostenible entre la agricultura y la minería en el Valle de Tambo.

Ninguna política de fuerza o demostración de fuerza debería anteponerse o condicionar el inicio del diálogo. No hacerlo a la máxima brevedad es remitir el conflicto a cauces que han probado no fortalecen la convivencia democrática. Y donde nadie gana.