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Política

Hirsz, el sobreviviente de Auschwitz (y II)

“En los campos ‘se comía para morir...El propósito del día era comer algo para sobrevivir un poco más’”.

Salinas
Salinas

Hirsz Litmanowicz, el judío polaco que reside en el Perú y sobrevivió a Auschwitz “gracias” a que fue seleccionado por el inescrupuloso médico Josef Mengele (cada vez que se refiere a él, Hirsz le llama Méngele) y otro “científico” que trabajaba con el “Ángel de la Muerte”. Litmanowicz y once niños más se salvaron milagrosamente de ser gaseados en las duchas de Auschwitz porque decidieron experimentar con ellos, inyectándoles químicos y, entre otras cosas, el virus de la hepatitis B.

Hirsz se quiebra cuando trae a su memoria el momento en que narra cuando le arrebatan el hijo a su hermana, quien lo tenía en brazos. Se lo arrancan del cuerpo despiadadamente. Ella sabía que no lo vería más, y se suicidó. Hirsz se seca las lágrimas, hace una pausa, y vuelve a llorar en silencio. Toma agua y continúa.

Luego de Auschwitz lo trasladaron a Sachsenhausen, cerca de Berlín, para seguir experimentando con él. En los campos “se comía para morir, no se comía para vivir”, cuenta Litmanowicz. Y añade: “El propósito del día era comer algo para sobrevivir un poco más”.

Los detalles de los episodios que evoca son pavorosos y escalofriantes. Se detiene en otro recuerdo. En una “marcha de la muerte” hacia finales de la guerra. “Caminamos desde cerca de Berlín hasta Hamburgo, sin comer”. Se trató de una caminata que duró dos semanas. “Es una cosa que suena imposible (de creer). A mí me sigue pareciéndolo, pero algunos sobrevivimos. La mayoría murió, se quedó en el camino. Yo tenía casi catorce años”.

Hirsz, el sobreviviente de dos campos de concentración, radicado en el Perú desde 1954, se fue luego a Francia a un orfanato. Pero no tenía a nadie ahí. Es entonces cuando contacta con una tía que vivía en el Perú, quien lo acoge. En una entrevista a El Comercio, le preguntaron sobre el disfrute de la vida después de su traumática y terrorífica experiencia. “¿Qué es disfrutar de la vida? Para gente lesionada como nosotros es difícil”.

Al término de su impactante y conmovedor testimonio, Hirsz, quien estaba bastante abrigado esa noche fría de junio, nos pregunta si alguno de los periodistas invitados a escucharlo quería ver su tatuaje. “No es necesario”, dijimos a coro.


Periodista y escritor. Ha conducido y dirigido diversos programas de radio y tv. Es autor de una decena de libros, entre los que destaca Mitad monjes, mitad soldados (Planeta, 2015), en coautoría con Paola Ugaz. Columna semanal en La República, y una videocolumna diaria en el portal La Mula.