ONP, mayo 2024: cronograma de pagos
Política

Dos actos de equilibrismo

Por ahora, la economía no parece mellar la legitimidad del gobierno, pero no es esta una situación que pueda sostenerse mucho más.

Sifuentes
Sifuentes

Aunque parezca que ocurrió hace varias vidas, solo ha pasado un año desde el crucial Mensaje a la Nación en el que Vizcarra asumió, de forma efectiva, la presidencia de la República. Un volteretazo que implicó romper su alianza no tan tácita con el fujimorismo y encarnar el saneamiento de las cloacas partidarias y judiciales. Dentro de dos semanas deberá evaluar ante el país los resultados de ese golpe de timón y, además, poner sobre la mesa la resolución de dos dilemas recientes: el Acuerdo con Odebrecht y la licencia de Tía María.

El 50% de popularidad de Vizcarra es una demostración de que la gente exige políticos, no administradores. Cada gesto efectista del presidente ha redituado en sus niveles de aprobación, inéditos en la historia republicana del siglo XXI. Entrar al mes 14 de gestión con el respaldo de la mitad del país, es más que notable.

La principal razón es, obviamente, el arrasamiento de la clase política. La opinión pública exigía castigos para los políticos. Y se consiguieron. Pero, ¿y las empresas? La sed de revancha con las constructoras no es la misma. Por el momento, el destape de lo del Gasoducto no se ha vuelto en contra del gobierno, pero ya está siendo usado por las partes interesadas en minar la legitimidad del proceso.

Un nuevo Acuerdo con la empresa –como proponen algunos– sería políticamente inviable. El gobierno tendrá que encontrar un camino que no retroceda lo avanzado y que, al mismo tiempo, sancione a la empresa por el nuevo delito. Y tendrá que haberlo encontrado para este 28 de julio.

Por otro lado, está Tía María. La parálisis económica necesita una inyección de confianza, que así es como se mueve el dinero. Por ahora, la economía no parece mellar la legitimidad del gobierno, pero no es esta una situación que pueda sostenerse mucho más. Lamentablemente, Southern no ha hecho mucho para ganarse a la opinión pública ni local ni nacional. Tampoco sus voceros informales, como Pedro Olaechea, echándole la culpa de todo a Soros (?). La desconfianza ambiental alrededor del proyecto sigue pareciendo justificada y eso, en el sur del país, bastión del apoyo a Vizcarra, no tiene visos de cambiar. Este 28 de julio, el gobierno tendrá que dejar de ponerse de costadito y deberá enfrentar el delicado balance de asumir sin complejos su postura pro minera, manteniendo el ojo en la defensa de los vecinos de la zona impactada.

Vizcarra tiene un par de semanas para ensayar estos dos actos de equilibrismo que tendrá que presentar en el habitual hemicirco de Fiestas Patrias.

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.