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Política

El Informante: Justicia por chat, por Ricardo Uceda

Más del festival de mensajes interceptados a procuradores brasileños de Lava Jato. Nuevos indicios en contra del ex juez Sergio Moro, aunque su aceptación sigue alta. Inminente nueva condena para Lula.

Por Ricardo Uceda

Brasil. La revista Veja publicó el viernes 6 un nuevo paquete de chats judiciales sobre Lava Jato. Aunque parecen tener menos impacto que los primeros, en cambio revisten mayor gravedad. En los iniciales, difundidos por The Intercept y referidos al proceso contra Lula, el ex juez Sergio Moro brinda indicaciones generales al coordinador de los procuradores del caso, Deltan Dallagnol. Luego Folha de Sao Paulo publicó diálogos indicativos de que Leo Pinheiro, dueño de OAS, obtuvo beneficios solo cuando delató al expresidente Lula, hoy en prisión. Los de Veja muestran la intimidad entre Moro y los procuradores, que en Brasil son fiscales del Ministerio Público.

Prueba faltante

Tras haber analizado 649,551 chats de Telegram, Veja concluyó que Sergio Moro pidió a la fiscalía que incluyera determinadas pruebas en los procedimientos que más tarde llegarían a sus manos, ordenó acelerar o demorar las operaciones y presionó para que ciertas declaraciones no llegasen. “Se comportó como jefe del Ministerio Público –dijo la revista–, una posición incompatible con la neutralidad requerida en un magistrado”.

En una conversación del 28 de abril del 2016, Deltan Dallagnol informó a una procuradora de su equipo, Laura Tressler, que Moro le había advertido que faltaba una prueba en un escrito presentado a su despacho. El documento acusaba a un funcionario de Petrobras, Eduardo Musa, de recibir sobornos del acusado Zwi Skórnicki. Pero no acreditaba el pago. En el chat Moro indicó a Dallagnol que esperaría la prueba el día siguiente. “¿No sería un escándalo –sostiene Veja– que desde las sombras un juez alertara a un abogado de la defensa que una prueba a favor de su cliente se estaba quedando fuera del expediente?”.

Ayuda memoria

El 2 de febrero del 2016, Moro escribe a Dallagnol a propósito de un recurso de Odebrecht para impedir que Suiza envíe información de sus cuentas a los procuradores. Le pregunta cuándo enviarían su posición, pues estaba corriendo el plazo de tres días. Dallagnol le envió un borrador para que fuera haciendo la sentencia.

Anteriormente hubo otra muestra de confianza. El 17 de diciembre del 2015, el procurador y el juez dialogaron respecto de la situación de Carlos Bumlai, un ganadero amigo de Lula que había pedido la revocatoria de su prisión preventiva. Moro quería pronto la postura del Ministerio Público. Dallagnol le anunció que la presentaría al día siguiente, y le envió por el chat un archivo con “decisiones buenas” –parecen ser extractos de sentencias– útiles para mantener preso a un imputado. Veja dijo que esta colaboración era tan inconcebible como un envío confidencial a Moro, por parte del abogado de Lula, de argumentos para que resolviera un hábeas corpus a su favor.

“No procedan”

El 17 de noviembre del 2015 Moro le da un tirón de orejas a Dallagnol por haber apelado la sentencia impuesta a los delatores premiados Augusto de Mendonça, Pedro Barusco, Mário Mendonça e Júlio de Almeida. El 12 de junio del 2017, el entonces juez pregunta qué hay de cierto en el rumor de que el ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha estaba negociando una delación premiada con la procuraduría. Dallagnol le dijo que había una reunión programada. “Espero que no procedan”, dijo Moro.

Y eso fue lo que ocurrió. En otros chats publicados por la revista, Moro aparece interfiriendo con algunas acciones del equipo de Lava Jato. Otro revela que podría haber mentido a un juez del Tribunal Supremo sobre una causa. Y en varios otros se aprecia un espíritu de camaradería, como si fueran del mismo equipo.

Dos respuestas

En un comunicado, Moro ha negado las imputaciones de Veja, objetando al mismo tiempo la autenticidad de los chats. Dijo que el pedido urgente para conocer la postura del procurador sobre la prisión preventiva de Bumlai podría haberse debido a que el plazo se vencía. Y habría sido en beneficio del imputado, a quien otorgó arresto domiciliario al año siguiente en contra de la opinión del Ministerio Público. Respecto de haber alertado a los procuradores sobre una prueba que faltaba en la denuncia contra Skórnicki y Musa, dijo que el hecho no fue considerado como delito, lo que contradice la tesis de colusión entre instituciones. Negó haber mentido a un magistrado del Tribunal Supremo y haberse opuesto a la delación de Cunha, así como haber interferido en las funciones del equipo de Lava Jato.

Por otra parte, los procuradores Deltan Dallagnol, Paulo Galvao y Antonio Carlos Welter firmaron un artículo en O Estado de Sao Paulo. Bajo el título Lava Jato que incomoda, destacan que importunaron a poderosos: cuatro ex presidentes, dos ex líderes de cámaras parlamentarias, dos ex jefes del Ministerio del Interior, varios ex legisladores, un senador y un gobernador en ejercicio, docenas de grandes empresarios. Indican que Lava Jato ha recuperado unos 14 mil millones de reales y facilitado investigaciones en doce países. Los procuradores sugieren que desde estos poderes afectados surgió la interceptación criminal de sus chats, cuya divulgación dicen no temer.

Promiscuidad

Después de la aclaración de Moro Veja ha retrucado, insistiendo en los cargos. La revista, que defendió el proceso de Lava Jato hasta la aparición de los chats, dice que las objeciones no son contra las sentencias o lo actuado –que difícilmente cambiará– sino contra la conducta del juez. La próxima semana Lula podría ser sentenciado por un caso nuevo, lo que lo mantendría definitivamente en prisión. Pero lo que seguirá demostrándose es la promiscuidad indeseable entre un juez y los fiscales. ¿Para combatir a la corrupción deben quebrarse principios fundamentales en la administración de justicia? La pregunta vale para allá y para acá.

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