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Política

Hirsz, el sobreviviente de Auschwitz

Salinas 7 de julio
Salinas 7 de julio

Cerca de un millón de hombres, mujeres y niños murieron en Auschwitz, el campo de exterminio más temible de los nazis. El 14 de junio de 1940 llegaron los primeros prisioneros, todos polacos. Y el 27 de enero de 1945 fue liberado por los aliados soviéticos.

Según Nikolaus Wachsmann, en su libro KL (abreviatura del alemán Konzentrationslager), se calcula que 2,3 millones de personas terminaron en los campos de concentración de la SS entre 1933 y 1945. “La mayoría, 1,7 millones, perdieron allí la vida. Casi un millón de muertos eran judíos, a los que se asesinó en Auschwitz, el único KL con un papel destacado en lo que los nazis denominaron la “Solución Final”: el exterminio sistemático de la población judía en Europa durante la segunda guerra mundial, hoy conocido como Holocausto”.

“A partir de 1942 –añade Wachsmann-, cuando la SS inició las deportaciones en masa a bordo de trenes que recorrían todo el continente, el KL de Auschwitz funcionaba como un extraño híbrido entre un campo de trabajo y un campo de exterminio. De cada nueva remesa de presos, se seleccionaba a doscientos judíos para explotarlos como obreros junto con el resto de presos. A los demás miembros del colectivo semita –se calcula que unos 870 mil hombres, mujeres y niños- se los mandaba directamente en las cámaras de gas, a la muerte, antes siquiera de haberlos registrado como internos del campo”.

Estuve ahí el año pasado, en Auschwitz. Y no hay forma de salir incólume de esa visita, en la que uno puede imaginarse el terror desenfrenado y cotidiano de quienes habitaron ese infierno. Uno de ellos fue Hirsz Litmanowicz, a quien tuve el privilegio de conocer y escuchar en las instalaciones del Museo Judío, en San Isidro.

Litmanowicz nació en Polonia, en 1931, y sobrevivió a Auschwitz y Sachsenhausen. Tiene casi noventa años, tiene unos bigotes cuidados y un ligero acento extranjero. Esa fría noche vestía muy abrigado. Y llevaba un gorro para cubrir su cabeza calva, el cual se quita antes de narrarnos su historia a un pequeño grupo de periodistas.

De saque, sorprende su memoria, su fraseo articulado. Llegó al Perú en 1954, a casa de una tía, y acá se asentó. Se casó. Tiene cuatro hijos, seis nietos y tres biznietos (continuará).

Periodista y escritor. Ha conducido y dirigido diversos programas de radio y tv. Es autor de una decena de libros, entre los que destaca Mitad monjes, mitad soldados (Planeta, 2015), en coautoría con Paola Ugaz. Columna semanal en La República, y una videocolumna diaria en el portal La Mula.