Novedades recurrentes

Es notable la repetición de las modalidades de delito en el país, como si no hubiera otros. Queda más o menos en claro que hay un serio déficit de lecciones aprendidas, o que preferimos perseguir el delito cometido antes que impedir que se repita. Los casos individuales parecen variados, pero en el fondo tienden a ser más de lo mismo. Una lista parcial y tentativa:

Sicario liberado. Nunca sabremos cuántos de estos hay, pues si no aparece un deudo decidido a reclamarle a la justicia, las liberaciones ilegales (casi todas) recién se descubren cuando el excarcelado es vuelto a capturar. La minoría de edad es una ganzúa eficaz para este proceso, que suele abrirle la puerta a nuevos asesinatos.

Congresista esquilma a su empleado. Este es un clásico que aparece cada tantos meses, en variadas formas, como la mordida directa al sueldo del subalterno, el asesor que en realidad hace servicio doméstico, o contratado que labora en una empresa del parlamentario. Esto siempre viene con explicaciones inverosímiles, y los castigos, cuando los hay, son mínimos.

Nueva banda de traficantes de terrenos. Los descubrimos cuando son capturados, pero una repetición de los casos detectados mueve a pensar que ellos son excepciones en una verdadera industria de robo inmobiliario. La aparición de nuevas bandas es la prueba más evidente de que, a pesar del eventual percance, este delito funciona.

Alto ejecutivo pescado in fraganti. Su desventura personal alimenta por igual la crónica policial y la social. Por esas cosas de la vida no se encuentra en el país, esperando que este lo olvide, y que a menudo sucede. En estos días se trata de un subproducto de la lucha anticorrupción.

Hoja de vida bamba. No parece haber reglas o sanciones capaces de atajar esta práctica, que en algunos gremios es casi universal. Es una mentira silvestre en que el infractor busca rediseñar su vida sobre el papel. Es casi seguro que el número detectado de estas falsedades es ínfimo, en relación al número realmente producido.

Sorpresas Odebrecht. Es un género de delito relativamente nuevo, pero un huaqueo judicial en permanente expansión. No se espera que los destapes duren eternamente, pero todavía no tienen visos de terminar. Después de todo, la empresa tiene decenios operando a toda máquina en el Perú.