Mandiles para todos
“La idea de que aparecer con un mandil rosado humilla a los uniformados es de una tontería supina, que no deja de ser interesada”.
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El tema no es el mandil, ni su color. Es la lucha contra la violencia. Según la ONU, el Perú ocupa un vergonzoso quinto lugar en mujeres víctimas de la violencia. Las enormes cifras locales lo ratifican: 120,000 mujeres víctimas de agresión en la actualidad; de enero a abril casi 57,000 casos de violencia familiar; 67 casos de feminicidio de enero a mayo. Un drama que aumenta en lugar de disminuir.
Frente a esto que un grupo de altos militares acepte tomarse una foto con mandil rosado para solidarizarse con las mujeres amenazadas por la violencia o víctimas de ella en el Perú es un gesto digno de aplauso. En verdad más gremios deberían calarse ese mandil, en una guerra que la sociedad peruana no está ganando, a pesar de los esfuerzos.
La idea de que aparecer con un mandil rosado humilla a los uniformados es de una tontería supina, que no deja de ser interesada. Entre quienes la esgrimen están los mismos sectores que precisamente enarbolan el tipo de actitud que desemboca en la violencia doméstica y, en su caso extremo, el asesinato de mujeres por su condición de tales.
El avance de la lucha femenina contra las postergaciones y el maltrato en toda su extensión está despertando una reacción de violencia paralela desde la extrema derecha. En algunos casos esto se disfraza de defensa de valores tradicionales. En otros se presenta tal cual, como ataque a todas las diferencias en el polémico terreno de la identidad personal.
La elección del mandil rosado como símbolo es elocuente, y a la vez polisémica. Entendemos que alude a la necesidad de respetar a la mujer en el ámbito doméstico, y que evita ir más allá de la convencional división hombres-mujeres (celeste-rosado), sobre la que el Papa Francisco acaba de emitir hace pocos días el documento “Hombre y mujer los creó”.
En buena hora el gobierno ha duplicado la inversión para enfrentar el flagelo contra las mujeres, pues las denuncias de mujeres víctimas de violencia vienen aumentando. El Poder Ejecutivo peruano y el Banco Mundial están movilizados para una lucha multisectorial contra el problema, y Martín Vizcarra ha asumido un liderazgo. En un sentido metafórico, se ha puesto el mandil. Esperamos la foto.
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