Metropolitano inaugurará 14 nuevas estaciones
Política

La batalla del mandil

Alegato extremo contra una prenda y un color.

Editorial
Editorial

La campaña “Fuerza sin violencia” del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) que incluyó la presentación de militares vistiendo mandiles de color rosado ha generado varias críticas, algunas extremadamente agresivas.

Los reparos más blandos inciden en que el objetivo es correcto, pero que el MIMP yerra en escoger como símbolo en su lucha contra el maltrato a la mujer un mandil de color rosado. Se aduce que tanto la prenda como el color indican un estereotipo que corresponde a una visión machista y que, en lugar de combatir ese estereotipo, se le reafirma.

Las críticas más violentas señalan que al presentar a militares con mandiles se ha ofendido a las FFAA y humillado a sus integrantes, y no faltan quienes indican que es una campaña que pretende alinear a las FFAA con las políticas a favor de la homosexualidad.

Al margen del tono, estas críticas expresan un conservadurismo ordinario que cree que está vedada la idea de usar una prenda y un color estereotipado, precisamente para denunciar simbólicamente ese estereotipo que pretende confinar a las mujeres a roles tradicionales y exclusivos en el hogar, contra la idea de la igualdad de roles sociales, al punto de que las mujeres son parte de las FFAA. Es probable que para ese uso conservador habría sido normal que se viese a las mujeres militares vistiendo un mandil rosado. En ese sentido, esta crítica reviste un trato sí discriminador contra las militares.

La visión extremista que cree que es indigno que un militar no puede vestir un mandil sí debe ser objeto de tratamiento urgente. Corresponde a la idea de que las FFAA no deben albergar mujeres y que asocia la valentía y el honor al género y a la “virilidad”. Es entendible que la persistencia de esta cultura es la base de la frecuencia de casos de violencia familiar en las FFAA y la Policía.

Por lo demás, no es extraño que esta defensa de los estereotipos machistas relacionados con las FFAA se callara frente a la condena judicial del ex comandante general del Ejército Edwin Donayre, por robarle gasolina a su institución. Es probable que este delito no signifique la pérdida del honor para quienes han pasado por alto los casos de corrupción.

Finalmente, es también posible que las decenas de oficiales de las FFAA que no tuvieron la valentía de no firmar el Acta de Sujeción a Montesinos y Fujimori, y a su gobierno ultracorrupto, sí estarían dispuestos a hacer una cuestión de Estado por ponerse un mandil rosado. En ello reside la ética de la corrupción, en la que robarles a los peruanos no es un deshonroso estereotipo.