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Política

Campeones del cinismo

“Estos campeones fujimoristas del cinismo pretenden que ponerse un delantal es peor que robar o matar”.

Ángel Páez
Ángel Páez

“Las Fuerzas Armadas del Perú vivieron una orgía de corrupción durante el gobierno de Fujimori”, escribió en un cable secreto el embajador estadounidense James Curtis Strubble, el 12 de mayo de 2005, según una filtración de WikiLeaks. El diplomático reportó que más de 30 altos mandos castrenses, entre ellos una docena de ex comandantes generales del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea, habían sido condenados y cumplían carcelería por comprobados cobros de sobornos en la compra de armamento, asesinatos extrajudiciales como Barrios Altos y La Cantuta, y operaciones de espionaje telefónico con fines políticos, entre otros graves delitos. Nunca en la historia de la República estuvieron en prisión al mismo tiempo cuatro ex comandantes generales del Ejército (Nicolás Hermoza, César Saucedo, José Villanueva, Walter Chacón), ni tantos ex ministros de Defensa de la misma institución, enjuiciados, prófugos o que cumplen condena hasta el día de hoy por delitos de corrupción y otros conexos (Víctor Malca, César Saucedo, Julio Salazar, Carlos Bergamino). El mismo embajador James Curtis Strubble anotó en el cable que fue Fujimori quien permitió al capitán en retiro del Ejército, Vladimiro Montesinos -expulsado de la institución con deshonor, procesado por traición a la patria y prohibido de ingresar en las dependencias militares- convirtiera a las Fuerzas Armadas, y en particular al Ejército, en organizaciones al servicio del crimen organizado. Como nunca antes había ocurrido en el Ejército, Montesinos transformó en secuaces a sus compañeros de la promoción Centenario del Combate del Dos de Mayo de 1866, de la Escuela Militar de Chorrillos, a quienes ubicó en posiciones estratégicas para asegurarse el latrocinio de los fondos públicos, incluidos los que pertenecían al mismo Ejército, caudales que terminaron en sus cuentas en Suiza, Luxemburgo, Liechtenstein y Nueva York. Sí, fue una verdadera orgía de corrupción que devastó, humilló y enlodó a las Fuerzas Armadas, y en especial al Ejército. Los que no dijeron una palabra sobre todo esto, los que no levantaron la voz de protesta, los que se metieron la lengua en el bolsillo, son los mismos que hoy acusan a un grupo de oficiales de haber manchado el uniforme por vestir un delantal rosado en una campaña contra la violencia de género. Estos campeones fujimoristas del cinismo pretenden que ponerse un delantal es peor que robar o matar.

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