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Política

Recorderis sobre un juez “Rockstar”

“Lamentablemente, se estarían confirmando algunos datos ya conocidos sobre una conducta parcializada de Moro cuando estaba a cargo del caso Lava Jato”.

Diego García Sayán
Diego García Sayán

La información recientemente publicada sobre el magistrado brasilero Sergio Moro, quien tras un volantín acabó de ministro de Bolsonaro, remeció a algunos de sus “fans”. Lo publicado la semana pasada por Intercept –medio digital de investigación y noticias- es muy grave y pone en tela de juicio su comportamiento como magistrado.

Lamentablemente, se estarían confirmando algunos datos ya conocidos sobre una conducta parcializada de Moro cuando estaba a cargo del caso Lava Jato y de las indagaciones al ex presidente Lula. Por ejemplo, la ilegal divulgación por Moro en la prensa de conversaciones telefónicas Lula/Rousseff que formaban parte de la reserva del proceso o la parafernalia cinematográfica que usó Moro para conducir a Lula a rendir una declaración cuando este simplemente había sido citado y no tenía orden de captura alguna. Patrulleros mil, helicópteros y hasta tanquetas para conducirlo al juzgado no tenían explicación alguna salvo la exhibición de una parafernalia llamativa y creadora de noticia.

Las coordinaciones irregulares telefónicas y por Telegram del juez Moro con el fiscal Dallagnol, jefe investigador del caso, transcritas por Intercept, dejarían como “pecados veniales” esas actuaciones judiciales cuestionables producidas hace más de un año. La justicia anticorrupción en Perú, Brasil y otros países de la región, viene desempeñando un papel fundamental. La falta de neutralidad en un caso, por ello, debe ser ventilada en protección del meritorio papel que está cumpliendo hoy la justicia.

Sobre conductas cuestionables de un personaje como este ya escribí hace tiempo; me remito a esas reflexiones. Aquí algunos párrafos de lo que publiqué en El País hace más de un año (19/4/18) sobre este icono para algunos.

Qué bueno es ver que los jueces y la justicia mejoren en sus índices de aprobación…[sin embargo] un exagerado protagonismo judicial mediático […] podría derivar en un peligroso e impredecible “populismo judicial”. Buscar ser rockstar es una resbaladiza tentación. Esa ruta peligrosa puede acabar debilitando la propia lucha anticorrupción y la independencia judicial por una ruta distinta de la clásica que ha sido la de la interferencia en la justicia por el poder político… El eventual culto a la imagen “popular” o mediática puede ir afectando el rigor de decisiones judiciales pensadas, eventualmente, más en función de su dinámica o impacto mediático que de lo que debería fluir de los procesos para llegar a un resultado judicial certero y equilibrado…

Eso puede derivar, por ejemplo, en decisiones de gran impacto mediático, pero eventualmente contrarias al debido proceso. […] Importantes grupos de juristas critican en Brasil, por ejemplo, que el juez estrella en la Lava Jato, Sergio Moro, haya divulgado hace algunos meses conversaciones telefónicas entre Lula y Dilma Rousseff. Exhiben los críticos serias objeciones jurídicas: la interceptación de la que salió la grabación no había sido autorizada judicialmente, era una pieza del proceso recién incluida y su validez —por ser un monitoreo impropio— no había podido aún ser discutida cuando el juez dispuso divulgarla a los pocos minutos de haber recibido las grabaciones.

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