Faltan pocas semanas para que Donald Trump asuma, el 20 de enero próximo, la presidencia de los Estados Unidos por segunda vez. Durante estos días, como presidente electo ha anunciado varias sanciones económicas a diferentes países o grupos de países que plantean iniciativas que los alejan de los planes norteamericanos, fundamentalmente en el marco de un nuevo intercambio comercial, social y político.
Uno de ellos tiene relación con el Perú y la flamante inauguración de un puerto en Chancay para el comercio de China. Al respecto, uno de sus asesores señaló que se aplicarían aranceles del 60% a los productos que ingresen o salgan del puerto peruano.
Otro de los blancos ha sido México. Las presiones estaban dirigidas a la aplicación de aranceles similares a productos mexicanos, además de deportación masivas de inmigrantes y otras sanciones que directa o indirectamente podrían afectar a su vecino latinoamericano.
La presidenta Claudia Sheinbaum casi de inmediato estableció contacto telefónico con Trump. Las versiones oficiales señalan que el diálogo fue propicio y alturado. No obstante, el problema migratorio para un país con fronteras comunes no es fácil de resolverse. La difícil situación económica de América Latina va a ser siempre el detonante para cualquier crisis migratoria.
Ayer les correspondió el turno a los BRICS, conjunto de países que han dirigido sus esfuerzos a una integración comercial en la que participan China y Rusia y que se ha ampliado a una decena de países más que han solicitado su incorporación al grupo. La propuesta inicial fue la de comerciar en otra divisa para fortalecer sus monedas locales o potencialmente en otra moneda creada para este fin, pese a que en la última reunión en Kazán, Rusia, se desechó esta opción porque el proceso aún no está suficientemente maduro. Para fortalecer este esquema sobre el que Putin ha señalado que se trata del inicio de “un nuevo orden mundial multipolar”, se ha creado un banco BRICS dirigido por la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff.
La respuesta de Trump muestra que ha acusado el golpe. Él ha señalado nuevamente que habrá sanciones económicas para los países que participen en este esquema, para quienes se aplicarían aranceles del 100% para sus exportaciones al “maravilloso” mercado de EEUU. Ha agregado que los países que se atrevan a renunciar a comerciar en dólares norteamericanos verán restringidas sus posibilidades de acceder con sus productos a los Estados Unidos.
Las posiciones tan radicales de Trump indican que estamos ad portas de un nuevo gobierno altamente proteccionista y de corte nacionalista para el que el libre comercio y los tratados comerciales no van a importar si afectan su promesa del resurgimiento del poderío norteamericano, amenazado por la presencia cada vez mayor de China en el contexto mundial.