Amenaza dictatorial, por Inés Flores

El presidente Pedro Castillo ha mostrado la garra. Al parecer su objetivo es cerrar el Congreso antes de que los legisladores aprueben su inhabilitación o vacancia por la denuncia de la Fiscalía de la Nación por el supuesto delito de liderar una organización criminal.

Tiene prisa en su propósito. Primero interpretó como rechazada la cuestión de confianza que presentó al Congreso su expresidente del Consejo de Ministros Aníbal Torres, aceptó su renuncia y en su lugar nombró a Betssy Chávez, personaje de carácter confrontacional y beligerante. Ahora propondría una segunda cuestión de confianza, y si esta es rechazada cerraría el Congreso.

Según los constitucionalistas, no está dentro de las facultades del Ejecutivo presentar la cuestión de confianza pidiendo la aprobación de un proyecto de ley cuando esa es potestad del Legislativo.

Las cartas están echadas. Chávez, quien le hizo una guerra sin cuartel a la fiscal de la Nación, ahora con su nombramiento arreciará con sus críticas públicamente, buscando la censura. Es la enemiga común de ella y del presidente Castillo. Pero también será el instrumento del Gobierno para viabilizar varios temas en cartera, como lo adelantó Torres, como una segunda cuestión de confianza.

Estaba en manos del Congreso hacer reformas políticas y aprobar el proyecto de ley de adelanto de elecciones, pero un sector de congresistas se negó adrede a estas reformas y al proyecto de ley con el fin de mantenerse en el cargo para gozar de sus sueldos y otros privilegios. Todo indica que la cuestión de confianza de Torres fue una maniobra tramada desde Palacio de Gobierno, buscando abrir el paso a su objetivo de cerrar el Congreso. Estamos avisados.