La disputa, por Inés Flores

La delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA) inicia mañana sus reuniones en Lima en medio de una alta disputa entre el Ejecutivo y el Congreso de la República. El jefe del gabinete, Aníbal Torres, ha puesto contra la pared al Legislativo con la cuestión de confianza presentada el jueves último para que se derogue la ley 31399, norma que le puso un candado al referéndum al que aspiran los perulibristas para reformar la Constitución y así poder convocar a una asamblea constituyente.

Aníbal Torres ha amenazado implícitamente con el cierre del Congreso. Mencionó que el “Ejecutivo puede presentar hasta dos cuestiones de confianza y no necesitaríamos más de cinco días”. Adelantó que si el Legislativo se niega a aceptar su propuesta, él va a tener que renunciar porque lo interpretaría como un rechazo. El Congreso todavía no responde. Según la Constitución, con el rechazo de dos cuestiones de confianza el Ejecutivo puede disolver el Congreso.

Torres también demostró estos días que no tiene límites en su afán de dividir a los peruanos entre ricos y pobres, salvo que esta vez chocó con los niños. En una actividad del Instituto Peruano del Deporte en Bellavista, donde aparecía junto a escolares, dijo: “Cómo hubiese querido que niños de San Isidro, de Miraflores también se unan con el resto de la patria: Ellos son buenos, a ellos también los queremos. Lo que pasa es que un pequeño sector de la sociedad en estos lugares los deforman mentalmente para hacerles creer que son superiores”.

Por ello, la misión de la OEA ya tiene material suficiente para evaluar la situación de crisis del país y quiénes la protagonizan. Tampoco, el gobierno de Pedro Castillo es la víctima.