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Qatar, más allá del fútbol

El inicio del mundial ya pone reflectores sobre aspectos culturales que van a afectar a los asistentes.

Se estima que la inversión de Qatar, el país que acoge el XXII Mundial de Fútbol para la realización del más importante espectáculo del deporte estrella, es la más alta de todas las que se han hecho hasta la actualidad: 200 mil millones de dólares.

El país petrolero, con cerca de tres millones de habitantes, en su mayoría inmigrantes, cuenta con uno de los PBI más grandes del mundo y con servicios de educación y salud muy sólidos y que responden a las riquezas explotadas de combustible y gas que se encuentran en el subsuelo y que constituyen una de las más grandes reservas de la tierra.

Los próximos 29 días, el mundo seguirá, con la pasión que desata el fútbol, cada partido. Será el derroche de habilidad, garra y amor a los colores patrios que cada cuatro años se repite y que paraliza países enteros, en busca de la presea soñada, la Copa Mundial. Este certamen será seguido por cinco mil millones de espectadores. Cifra que supera los 3 mil 500 millones del mundial de Rusia, hace cuatro años.

Pero será también un mes de denuncias sobre el país anfitrión, Qatar. Abusos laborales contra los migrantes, en su mayoría, que han construido los complejos deportivos en tiempo récord. Maltratos, malos pagos, explotación y muerte de 6.500 personas en estas obras son revelados por las organizaciones humanitarias.

También hay una fuerte reacción de una de las principales patrocinadoras del mundial, que comercializa cerveza, pues no se permite su consumo en campos deportivos y alrededores por las restricciones religiosas imperantes. Ese veto le ocasionaría millonarias pérdidas a la empresa.

También el conservadurismo religioso está afectando a las comunidades que representan a minorías sexuales, que serían afectadas por la prohibición y las sanciones legales drásticas con las que se penan estas relaciones no binarias.

Por ello, algunas escuadras europeas, entre ellas las de Alemania, Bélgica, Francia, Inglaterra, Dinamarca, Países Bajos, Suiza, han anunciado que saldrán a los campos de juego con los distintivos multicolores que celebran la diversidad y el respeto a otras opciones sexuales.

Los choques culturales formarán parte de la historia de este mundial, que no se restringirá solamente a la actividad deportiva sino que será, sin duda, una expresión del activismo por las libertades y los derechos humanos, como un indicativo del multiculturalismo y la diversidad que ganan cada vez mayor espacio en el planeta.

La República

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