¡Así no, Josefina!

Josefina Townsend, la casi siempre correcta periodista que actuó como moderadora del debate entre los candidatos a la alcaldía de Lima el domingo pasado, ha causado justa indignación por haber planteado dos preguntas impertinentes, inoportunas, de pésimo gusto diría yo, que causaron innecesaria incomodidad a dos candidatos que van punteros en las encuestas.

¡Realmente imperdonable! Una periodista que se respete —y merezca ser contratada en medios responsables, obvio— no puede actuar como una Malcricarmen cualquiera, dañando sensibilidades, pisoteando egos ni provocando traumas que jamás podrán ser superados. ¿No sabe acaso Josefina que un candidato es el ser más delicado que existe, casi casi miembro honorario de la generación de cristal?

¿Qué ganamos confrontando a don Rafael López Aliaga por sus expresiones misóginas del pasado más allá de que responda “¡Oink!” y pase a otra cosa mariposa? Josefina podría haberle preguntado algo más profundo como, no sé, si la virgen le parece todavía una mamacita —como declaró en el pasado—, ¿dónde pone las manos cuando reza el Ave María?

¡Y qué ganas de cuestionar a don Daniel Urresti por su relación con ese dechado de virtudes ciudadanas llamado Pepe Luna! Pudo preguntar cosas más relevantes para la cultura —que sí es prerrogativa de un alcalde— como, por ejemplo, ¿qué obra de Nietzsche es su preferida? A lo mejor nos sorprendía mencionando alguna además de ‘Cali pachanguero’…

Y la lista de posibles preguntas, todas pertinentes, es infinita. ¿Está celoso George Forsyth de que hayan puesto al aguado de Ryan Gosling como Ken en la peli de Barbie? ¿Usará Gonzalo Alegría su viejo disfraz de Hulk para salir a asustar periodistas en Halloween? ¿Ya camina derecho Omar Chehade o todavía le queda la escoliosis que le provocó Nadine? ¿Sabrá Yuri Castro quién es… Yuri Castro?

Por tu culpa, Josefina, nos perdimos de saber cosas realmente reveladoras sobre ellos. Y ahora, ¿cómo sabré por quién voto? ¡Mala!