El escudero Willy, por Raúl Tola

Al cierre de esta edición no se conoce el resultado de la moción de censura que deberá enfrentar el viernes el ministro del Interior Willy Huerta pero, si se impone el sentido común, esta debería resolverse con su salida de un cargo que ha venido degradando desde el día de su juramentación.

Contra Huerta pesan razones mucho más contundentes que contra Dimitri Senmache, a quien el Congreso censuró por la huida del exministro de Transportes y Comunicaciones Juan Silva delante de los policías que lo custodiaban. Ese episodio dejó la impresión de que Senmache no actuó dolosamente, sino que había sido sobrepasado por los acontecimientos, incapaz de comprender lo que ocurría en sus narices.

El caso de Huerta es distinto, porque es evidente que, desde su primer día como ministro del Interior, se ha dedicado explícitamente a enmendar la herencia envenenada de su predecesor, Mariano González, obstaculizando y, de ser posible, neutralizando por cualquier medio las investigaciones emprendidas por el equipo especial de policías dirigido por el coronel Harvey Colchado, encargado de apoyar al grupo de fiscales que comanda Marita Barreto.

La gestión del ministro Huerta se ha visto enturbiada por episodios como el extraño sainete de la salida de Colchado de la jefatura de la División de Búsqueda de la Digimin. Huerta podrá decir que él mismo la revirtió luego de la enérgica reacción de la fiscal Barreto pero, incluso si pasamos por alto la impresión de extravío que deja esta versión, las razones para censurarlo son múltiples.

El ministro ha llegado a ordenar unos cambios súbitos y sospechosos en el alto mando policial, que incluyen la promoción del chotano Segundo Leoncio Mejía al cargo de inspector general, quedando a un paso de la dirección general de la institución. Según información publicada por el diario El Comercio, incluso se ha constituido un equipo de contrainteligencia encargado de reunir información para perjudicar a Colchado y sus policías.

Estas prioridades le han hecho perder de vista las verdaderas funciones que corresponden a un ministro del Interior. En mayo de este año, la delincuencia y falta de seguridad fueron consideradas el segundo mayor problema del país por el 44% de los encuestados por Ipsos. ¿Qué medidas concretas han sido implementadas desde el nombramiento de Huerta para enfrentar esta gran preocupación nacional? ¿Qué logros específicos muestra el gobierno de Pedro Castillo en el combate al delito y lucha contra el crimen?

Pedir la salida de Willy Huerta y criticar al mismo tiempo la alta rotación de ministros no es contradictorio, como he leído por ahí que dice alguno de los pocos defensores que le quedan al gobierno de Castillo. Todo se resolvería bien fácil, poniendo a las personas idóneas en cada cargo.