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Mejor es con papelito

“Lo estamos viendo en las frases que va soltando Pedro Castillo en Nueva York, que mueven a preguntarse qué dichos son parte del guion contratado y cuáles son espontánea ‘palabra de maestro’”.

Hay ocasiones en que un político tiene que ser un fonomímico. Si alguien no le alcanza un buen ayuda-memoria, las posibilidades de hablar a la altura de la reunión son prácticamente nulas. Desde un ángulo benévolo, se trata de una división del trabajo, entre el político que sabe decir y el profesional informado sobre lo que hay que decir.

Por cierto que hay algunos políticos locales que no necesitan ese tipo de apoyo. Los más versados improvisan con éxito, o toman sus propias notas. Pero aun a esos algo se les escapa, por lo que para ir sobre seguro en las reuniones especializadas nada supera al redactor en la sombra de discursos políticos.

Pero se necesita cierta disciplina para dejarse ayudar por esa vía. Pues la tentación del político, sobre todo la del que preside un país, de lanzarse por la libre es muy fuerte. Luego de un rato el beneficiado con un texto discretamente ajeno se convence de que la sapiencia del asesor letrado es realmente la de su contratante.

Allí empiezan algunos problemas. Lo estamos viendo en las frases que va soltando Pedro Castillo en Nueva York, que mueven a preguntarse qué dichos son parte del guion contratado y cuáles son espontánea “palabra de maestro”. La experiencia nos dicta que sus opiniones sobre educación en el país son todas de prestado.

Pero otras son 100% suyas. “Nosotros vamos a demostrar y la historia va a juzgar quién es el corrupto y quién es el que lucha contra la corrupción” es una de sus ya clásicas maneras de escupir al cielo. La idea que subyace a esto es que los miembros de su auditorio neoyorquino no tienen acceso a los medios del mundo.

Asimismo Castillo ha sugerido que el problema de su gobierno son “censuras e interpelaciones”. Pero sus oyentes del norte también saben que Castillo tiene hoy el récord mundial en cambios ministeriales, no por causa del Congreso, sino por la ineptitud presidencial a la hora de poner amigotes en los más altos cargos.

Hasta aquí Castillo había venido eligiendo localidades remotas del país para lanzar sus frases más destempladas, en el supuesto de que eso es lo que quieren escuchar esos públicos. Ahora ha elegido Nueva York para deslizar un par de falacias de campeonato. Mejor se hubiera concentrado en el papelito.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).