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La captura política

“Hoy en el Perú, ad portas de nuevas elecciones, la advertencia y explicación lacaniana nos enfrenta una vez más a los destinos más execrables que nos tocara vivir”.

Esperé cinco largos años –como los buenos vinos– para entrarle al libro Perú: élites del poder y captura política de John Crabtree y Francisco Durand (2017). ¿Y qué dice? Entre otros aciertos que la relación entre el Estado y el poder no es un fenómeno nuevo. Que se encuentran unidos íntimamente desde los orígenes de las sociedades contemporáneas. Aunque hoy esa alianza ha variado rotundamente .

En América Latina la batalla ya no se caracteriza por las luchas intestinas entre monopolios y vanguardias por el dominio del Estado o por la “captura política” que existe desde su etapa poscolonial. Es bueno señalar que los autores explican cómo en los Estados blandos, como en el Perú, el poder está concentrado en pocas manos. No obstante, la globalización y los procesos de democratización no han generado una sociedad más igualitaria, donde todos los sectores tengan bienestar y condiciones semejantes para intervenir en la toma de decisiones públicas.

Julissa Castro Silva, investigadora en Flacso, advierte que el estudio de Crabtree y Durand propone preguntas centrales: ¿quién gobierna en el Perú contemporáneo?, ¿qué se puede decir de la calidad de la democracia peruana?, ¿es este país un ejemplo extremo de captura política? De ser así, ¿qué le depara el futuro? Aquí nace la pregunta central: ¿cómo las estructuras del poder económico y político se han sostenido en el tiempo? Ahí están las claves de por qué las trampas de las élites continúan controlando hoy la toma de decisiones y manteniendo su dominación política en el tiempo.

Leyendo al psicoanalista francés Jacques Lacan en su explicación de los discursos del odio –brillante definición–, entendemos cómo el neoliberalismo está clavado al triunfo de todas las industrias; en las ideas actuales de entrenar al cerebro a través de las estructuras epistemológicas, las nanotecnologías y las redes informáticas. Lacan insiste en explicar cómo ordenar al cerebro como si fuera una empresa.

A la vez, a toda la violencia del sistema, el neoliberalismo la intenta hacer pasar por la culpa del sujeto. Hoy en el Perú, ad portas de nuevas elecciones, la advertencia y explicación lacaniana nos enfrenta una vez más a los destinos más execrables que nos tocara vivir. Entonces más desprecio social y más racismo.

La República

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