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El rey feo, por René Gastelumendi

“A muchos ingleses se les va a atragantar el té cuando vean de reina a Camilla Parker Bowles”.

Si mi madre me deja esperando hasta los 73 años, casi 74, para pasarme la posta del, aunque anacrónico, más famoso reinado de nuestros tiempos y uno de los más famosos de la historia, algo anda muy mal. El príncipe Carlos, instruido desde que nació para que, algún día, sea rey, ha tenido que esperar 70 años para no morir antes que su longeva madre, la reina Isabel II, quien tenía 96 años, sin ser él el rey. Prácticamente, una humillación internacional, inacabable, más intensa aún desde que su esposa de cuento, la princesa Diana, dejara de estar a su lado y enfilara la energía del mundo hacia su exmarido, sin mayor gracia y percibido como un inacabable manganzón encopetado por irse con otra mujer. Carlos, de la casa Windsor, es el príncipe que más años fue heredero a la corona de la historia británica y el que más años ha ostentado el título de príncipe de Gales, que recibió en 1958. Carlos Felipe Arturo Jorge nació el 14 de noviembre de 1948 en el palacio de Buckingham, residencia oficial de la familia real británica, un año después de la boda de sus padres, la reina Isabel II y el duque de Edimburgo, en la Abadía de Westminster. Con casi 4 años de edad, Carlos se convirtió en heredero al trono al asumir su madre la corona en febrero de 1952 por la muerte del rey Jorge VI mientras ella estaba en Kenia. La vida del ahora rey Carlos III ha sido una espera larga y agria. Su madre no solo tenía buena salud, postergándolo, dejándolo en segundo plano, sino que, a pesar de su edad, no le daba la gana de abdicar del trono. Se dice que esto fue porque de joven les prometió a los británicos que sería reina hasta la muerte y lo hizo aún a costa de su hijo con pedigrí, aunque no muy brillante y relativamente conocido por defender algunos temas como la protección del medio ambiente, la preservación de especies en extinción o la arquitectura. Tuvo dos hijos con Diana, mucho más carismáticos que él, Guillermo y Enrique. En su larga espera, su familia aumentó hasta los cuatro nietos. Carlos III fue sentenciado a ser un monarca anciano y hoy, cuando al fin está en el trono, son muchas las voces que le piden que se retire a tiempo para que su hijo Guillermo ocupe su lugar, más aún desde que se casó con Kate Middleton. De otro lado, a muchos ingleses se les va a atragantar el té cuando vean de reina a Camilla Parker Bowles.

La República

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