¿Cuál es el PRECIO DEL DÓLAR hoy?

Cuestionar la resiliencia, por Jorge Bruce

“Lo que se inició como un recurso indispensable para la supervivencia en condiciones desafiantes ha terminado siendo asimilado por una ideología que se reduce a la ley del más fuerte o poderoso”.

Por haber sido uno de los responsables de la introducción del concepto de resiliencia en el país, me he sentido concernido por la crítica aparecida contra el mismo en la publicación on line Ethic. En un artículo redactado por Carlos Javier Gonzáles Serrano, se critica la omnipresencia de esta idea, popularizada, entre otros, por Boris Cyrulnik. La resiliencia podría definirse como la capacidad de, a partir de experiencias potencialmente traumáticas o dolorosas, hallar salidas personal y socialmente valiosas.

Es un recurso de enorme utilidad para enfrentar las inevitables durezas de la vida. Con el paso de los años se le ha integrado a una manera de pensar en la que el que sufre es porque quiere. La clave de esta ideología de sedación colectiva es la de enfatizar las circunstancias personales, ignorando las sociales. La industria farmacéutica fomenta con entusiasmo esta visión que aísla al individuo del contexto social. Si estás abatido, ansioso o deprimido, nosotros tenemos el producto para sacarte del hoyo.

En estudios realizados tanto en EE. UU. como en el Reino Unido, los gigantescos presupuestos dedicados a investigación psiquiátrica o neurobiológica no han reducido la pandemia de salud mental. Los casos, más bien, han aumentado. El método adaptativo, en el que las personas son las únicas responsables de su malestar emocional, obvia las pavorosas inequidades, incluso en sociedades desarrolladas como las citadas.

Lo que ese artículo demuestra es que, al procurar resolver los acuciantes problemas de hombres y mujeres del siglo XXI recurriendo a la tecnología farmacéutica y métodos de autoayuda —busca tu fortaleza espiritual, ten pensamientos positivos, la vida recompensa a los optimistas, etcétera—, se perpetúa un sistema basado en la desigualdad y la explotación.

Lo que se inició como un recurso indispensable para la supervivencia en condiciones desafiantes ha terminado siendo asimilado por una ideología que se reduce a la ley del más fuerte o poderoso. Por eso es frecuente escuchar comentarios laborales, nos dice el autor, del tipo “le falta ambición” o “no es lo suficientemente emprendedora” (“luchona” se dice en el Perú).

El pensamiento crítico es expulsado mediante esta ideología de la superación personal. Es urgente, en medio de la horrenda crisis en la que estamos inmersos, revalorizar su vigencia y dejar de tratar a las personas que sufren como las únicas responsables de lo que les sucede.

La República

Los artículos firmados por La República son redactados por nuestro equipo de periodistas. Estas publicaciones son revisadas por nuestros editores para asegurar que cada contenido cumpla con nuestra línea editorial y sea relevante para nuestras audiencias.