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Gustavo Petro, el presidente “caviar”, por Irma del Águila

“El ‘caviar’ Gustavo Petro quiere sacar la reforma tributaria y otras para financiar los programas sociales y apuntalar un nuevo Pacto Social”.

El respaldo de Thomas Piketty a la candidatura de Gustavo Petro no fue solo un gesto caviar. La propuesta del presidente colombiano de cobrar impuestos sobre los activos (bienes inmuebles, acciones, etc.) a valores actuales es una idea cara para el economista francés, por lo menos desde la publicación de su libro El capital del siglo XXI (2013).

Petro ha designado a un socialdemócrata de destacada trayectoria profesional, José Antonio Campo, en el Ministerio de Hacienda, con la delicada tarea de construir consensos con las bancadas políticas en el Congreso.

La reforma tributaria continúa y mejora la reforma tributaria ya existente, pues contempla, además de mayor presión tributaria sobre el 2% más rico, una presión progresiva sobre el patrimonio en valor actual: 0,5% a patrimonio mayor a 3 millones de pesos (US$680.000) y 1% sobre el mayor a 5 millones de pesos.

Una podría decir que esta reforma se parece mucho a la reforma tributaria propuesta por el exministro Pedro Francke en su momento. Sí, es similar y no es similar: toda reforma ambiciosa requiere, imperativamente, de consensos políticos. En el caso peruano, esa dimensión política quedó trunca.

A Perú Libre no le interesó construir esos consensos mínimos ni siquiera para ganar la Mesa Directiva en el Congreso, en julio del 2021. Entre 2000 y 2016 esa era la norma en Perú, el partido de gobierno tomaba la Mesa Directiva con el respaldo de otras bancadas. No todo fue culpa de la derecha golpista, que puso lo suyo desde el inicio. En 2021, hubo incompetencia política en PL que se origina, de un lado, con una “true izquierda”, incapaz de ensanchar apoyos políticos (porque es “traición”) y, con un discurso “radical” que esconde, lo vimos luego, una operación de captura del Estado con fines clientelistas o prebendarios: los puestos en ministerios se “reparten” sin consideración del bien público. Los puestos “son” de PL que “dispone” de ellos.

Petro y otros líderes progresistas entienden que hacer “la política” exige abandonar bosquejos ideológicos fetiches, no la ideología, y bajar al llano, con la determinación de aprobar leyes, sacar adelante políticas públicas, construir legitimidad, en fin, gobernar un país.

El “caviar” Gustavo Petro quiere sacar la reforma tributaria y otras para financiar los programas sociales y apuntalar un nuevo Pacto Social. De ahí su acercamiento al Partido Liberal, la primera mayoría en el Congreso (32 de 188 representantes), y a los verdes (13). De ahí también un gabinete que es paritario y de ancha base: hay gente de izquierda de procedencia muy diversa y también liberales y socialdemócratas en ministerios clave. Los hay incluso conservadores, en transportes y relaciones exteriores (Alvaro Leyva Durán, respetado por su compromiso con los procesos de paz).

En definitiva, Petro entiende que aprobar una reforma tributaria, de la más ambiciosa en Latinoamérica, requiere no solo saber soñar radicalmente, sino del pulso político para sacarla adelante.

La República

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