Así quedó la tabla de posiciones del grupo A en la Libertadores

¿No son compatriotas?

“Se ha muerto un compatriota, torturado y extorsionado en una cárcel en Indonesia. Su compañero logró volver al Perú y ha denunciado racismo y transfobia en la detención de ambos”.

Juega la selección y nos vestimos con la blanquirroja. Mano al pecho cantamos el himno y de paso “Contigo, Perú”. Se nos infla el corazón y nos colmamos de afirmaciones de unidad, abrazamos a quien tengamos al lado, somos peruanos y celebramos juntos. Lo triste es que este sentimiento patrio se diluye muy fácilmente cuando la desigualdad se vuelve carne y exige nuestra acción. Ahí volteamos la mirada, cerramos los ojos y reaparecen los hondos y mortales desencuentros que nos marcan como sociedad, como decía Degregori.

Tristemente el sustantivo “compatriota” cambia de significado dependiendo del sujeto. De su origen social, de su raza y también de su identidad de género. No nos compadecemos de manera similar ni reaccionamos y demandamos la misma gestión del Estado. Los sujetos marcan las reacciones. Las desigualdades se imponen.

Un doloroso ejemplo de esta realidad es nuestra reacción como sociedad ante el caso de Rodrigo Ventosilla y Sebastián Marallano, pareja trans, cuyos derechos humanos fueron violados en Indonesia. Detenidos por separado el 6 y 7 de agosto, fueron encarcelados, extorsionados, torturados y uno de ellos, Rodrigo, falleció durante la detención. Su cuerpo aún no puede ser expatriado, sigue habiendo obstrucción de las autoridades indonesias que, además, han negado la posibilidad de una autopsia independiente.

Los familiares solo han encontrado trabas en la cruzada de traerlos a casa. Fueron víctimas de la extorsión, pues oficiales de la policía indonesia exigían cifras exorbitantes, que incrementaban con el paso de los días, para su liberación. El consulado peruano ha tenido un papel lamentable. Y la Cancillería, en lugar de llamar al orden a nuestro representante allá, ha sacado un pronunciamiento público indolente, sin siquiera expresar el pésame a los familiares de Rodrigo por la pérdida. Asumen como ciertas las alegaciones de la policía para la detención y no señalan ninguno de los abusos sufridos.

No voy a repetir la acusación de Cancillería, sobre todo porque pretende fortalecer estereotipos y prejuicios. Lo que haré es reproducir un fragmento de la carta de recomendación que uno de los profesores de Rodrigo escribió para Harvard, donde estaba estudiando: “Estoy convencido de que Rodrigo ha demostrado fuertes cualidades propias de un estudiante exitoso, así como sólidas habilidades cualitativas y cuantitativas, pensamiento crítico, curiosidad intelectual y capacidad de trabajo. Considero que además ha mostrado características propias de una persona que está comprometida con el desarrollo de su país”.

Se ha muerto un compatriota, torturado y extorsionado en una cárcel en Indonesia. Su compañero logró volver al Perú y ha denunciado racismo y transfobia en la detención de ambos. Es inaceptable la actuación de la Cancillería, pero es sobre todo preocupante la indolencia de la nación.

Marisa Glave

Desde la raíz

Marisa Glave. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.