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No se nos haga la “vístima”

“Sin embargo, el juego de la ‘vístima’ tiene un límite, como lo supo pronto Alejandro Toledo, que salió del poder...”.

Hacerse la víctima y, de paso, quebrar el país en dos bandos (pobres contra ricos, indios contra blancos, provincianos contra limeños) ha sido una excelente estrategia desde los tiempos en que una rubísima Eliane Karp despotricaba de “los limeñitos de Migaflores” por no “guespetar” a su cholo sano y sagrado, el mismo que luego se dedicaría a exigir a los lobistas de Odebrecht que “guespetaran” su sagrada coima de treinta millones de dólares.

A la luz de los resultados del 2001, la estrategia de la víctima funcionó muy bien, pues Alejandro Toledo derrotó a Lourdes Flores, que se quedó para siempre con la etiqueta de “la candidata de los ricos”, y a Alan García, quien años después, el 2006, en su segundo período, también recibió el sagrado toque de Odebrecht, dicen que en juguetonas loncheras colmadas de dólares.

Por eso, no es de extrañar que el presidente Pedro Castillo haya decidido echar mano al socorrido recurso y se haya lanzado a una cruzada de victimización por calles y plazuelas, acusando a sus opositores de ensañarse con él y su inmaculada familia -la mitad de la cual está por recibir detención preliminar por actos de corrupción bastante bien documentados-, y arrimándose al bando de los débiles, los desposeídos, los marginados y todos los que, pobrecitos, sufren como él el odio de los poderosos.

La estrategia, como era de prever en este país donde las telenovelas turcas causan furor, le ha funcionado y las últimas encuestas le dan unos puntitos extra. Sin embargo, el juego de la “vístima” tiene un límite, como lo supo pronto Alejandro Toledo, que salió del poder con un dígito de popularidad. La gente, que no es tonta, caló de inmediato su cinismo y frivolidad.

Cuenta la historia que los pobres miembros de su escolta lo tenían que sacar en andas cada que se le pasaba la mano con el Johnnie Walker etiqueta azul. Pero, que se sepa, al menos no tuvieron que atarle los cordones de los zapatos en público.

Maritza Espinoza

Choque y fuga

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.