El trabajo de los jóvenes

El desempleo es un problema de importante magnitud en América Latina. El último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que existen preocupantes y marcadas diferencias entre AL y el resto del mundo en lo que concierne a las perspectivas laborales de los jóvenes. A diferencia de regiones como Europa, que tiene una tasa de desempleo juvenil que bordea el 14.9%, en nuestra región, el 20.5% no tiene una ocupación laboral en lo que va del 2022.

Los rezagos de una pandemia que aún no termina y la informalidad que caracteriza a este lado del continente han impedido que la recuperación del empleo juvenil se dé a un ritmo más rápido. Desde marzo del 2020, los jóvenes entre 15 y 24 años sufrieron una pérdida porcentual del empleo mayor a la de los adultos. Este panorama empeora cuando las cifras son analizadas según otras características demográficas como el género, pues solo el 27.4% de las mujeres jóvenes cuentan con un empleo en comparación con un 40.3% de hombres jóvenes.

Como sucede cada vez con más frecuencia cuando se discuten alternativas para afrontar un problema complejo, uno de los mensajes claves de este informe es invertir en el conocimiento de la transformación digital de los jóvenes para el uso de la tecnología e innovación. En un ejercicio de modelización que combina perspectivas de las economías verde, azul (ambas apuestan por un desarrollo sostenible) y la digital, la OIT estimó que podrían crearse 139 millones de nuevos puestos de trabajo.

Sin embargo, para participar en estas economías, tenemos que repensar la oferta de formación en el Perú. Además de las carreras universitarias, necesitamos más planes de estudios que desarrollen habilidades como la programación, prototipado, pensamiento crítico y manejo digital de proyectos, pues estas no solo no necesitan de un título de educación superior, sino que además pueden tener un impacto importante en la movilidad social.