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Matar a un ruiseñor

El escritor Salman Rushdie fue apuñalado durante una conferencia literaria en Nueva York.

Durante más de 30 años, la cabeza de Salman Rushdie, el escritor inglés de origen indio, tuvo un precio. Ayer fue apuñalado hasta 15 veces en el cuello y el abdomen durante una conferencia que se disponía a dictar en una ciudad del estado de Nueva York. Su diagnosis es de gravedad.

El autor de Los versos satánicos, obra considerada blasfema porque atentaría contra la figura de Mahoma, vivió bajo nombre falso y con protección del Scotland Yard durante gran parte de su vida literaria. En 1989, Ayatollah Jomeini, líder religioso y político de Irán, decretó su muerte y pidió cumplir la sentencia a la enorme comunidad islámica repartida por el mundo. “Pido a todos los musulmanes que lo ejecuten cuando lo encuentren”, la “fatwa”, una suerte de mandato religioso en el Islam, se mantuvo hasta el 2016.

La cabeza del escritor tuvo precio, que ascendió hasta 5 millones de dólares en algún momento. A lo largo de los 30 años, fueron asesinados el traductor de la obra y el representante literario de Rushdie, así como atentados terroristas en su nombre. La amenaza se mantuvo, pese a ser desdicha por las autoridades iraníes y nunca fue revocada.

El propio Rushdie continuó enfrentando al poder con su obra literaria, su activismo en grupos de escritores como el Pen Club, el cual presidió, y algunas conferencias, como en la que ayer casi pierde la vida.

Anoche, apenas conocida la noticia y la gravedad de la salud del escritor —quien ha perdido un ojo, está atado a un respirador artificial y tiene comprometido el hígado y el brazo derecho—, algunos medios extremistas iraníes elogiaron el ataque a Salman Rushdie: “Felicitaciones al hombre que destruyó el cuello de un enemigo de Alá” y celebraron el atentado contra “el maldito apóstata”.

El mundo literario está conmocionado y hay una campaña por las redes sociales: #savefreespeech, en homenaje a Rushdie y en repudio a un acto tan abominable contra la libertad de expresión en el planeta. Las diferencias religiosas o políticas no pueden derivar ni conducir el mundo a la barbarie ni alentar cualquier forma de fanatismo.

El atacante de 24 años ha sido identificado, tiene nombre musulmán, aunque aún no revela el móvil. Bien vale recordar una cita de Los versos satánicos, libro que ha desatado esta cacería: “Desde el comienzo, los hombres usaron a Dios para justificar lo injustificable” (Salman Rushdie).