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Lo peor de Castillo ya está por venir

Acorralado, pretende destruir la democracia para sobrevivir.

La tambaleante presidencia de Pedro Castillo ha hecho una apuesta riesgosa al optar por un plan de choque creyendo que esa es la mejor manera de sobrevivir a la grave crisis que enfrenta.

La crisis es por las investigaciones de corrupción con sólida evidencia de la participación de su familia, paisanos y militantes de los partidos que lo rodean; y el deterioro de la calidad de vida de la gente por una gestión mediocre.

La apuesta es riesgosa para la propia estabilidad de un gobierno tan debilitado y aislado como el de Castillo, que en el último año se ha distanciado de una opinión pública en la que lo desaprueban alrededor de 3 de cada 4 peruanos; la Fiscalía y la justicia; la inversión privada; el periodismo; la Fuerza Armada y la Policía; las ONG que defiende derechos fundamentales de las personas, especialmente de mujeres y poblaciones vulnerables; la burocracia honesta y capaz; y el Congreso, entre otros.

Pero esa apuesta también es muy riesgosa para la institucionalidad peruana porque, en su afán cada vez más angustiado por sobrevivir, el equipo que maneja al presidente Castillo ya no esconde su intención de no tener ningún reparo en destruir libertades básicas y fundamentos de la democracia.

Eso ya lo demostró el gobierno al destituir a funcionarios que investigan al presidente –procurador general del estado o ministro del Interior–; proteger a los fugitivos de la justicia que saben de las tropelías de Palacio; atacar al Equipo Especial de la Policía y a la fiscal de la nación; criminalizar la difusión de información sobre la corrupción de Castillo y su familia; quemar pruebas; o secuestrar periodistas.

Y ahora el gobierno se ha alistado para fortalecer en el segundo año su vocación por enfrentar la crisis ocasionada por su corrupción y mediocridad, con reajustes en el gabinete ministerial que están claramente dirigidos a encubrir la corrupción a costa de profundizar la mediocridad en la gestión.

Todo lo cual se expresa de manera clara en los mensajes y tuits del presidente, que constituyen amenazas directas al periodismo, a la inversión y al Congreso por parte de un presidente acorralado que va a destruir la democracia para sobrevivir. Lo peor de Castillo ya está por venir. A prepararse para el empellón antidemocrático.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.