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Atrapados en el desmadre institucional

“Lo que más necesita la ciudadanía hoy no es que se nos aliente a odiar lo político, sino a tener una opinión más informada y reflexionada respecto a lo que se necesita hacer, y, de esta manera, desarrollar una gran corriente de incidencia pública”.

Está claro que nos encontramos en un desmadre institucional que desafía esa sensación de que ya no podemos caer más bajo. Es obvio que, mientras que no encarrilemos al país con salidas institucionales para salir de este entrampamiento, seguiremos superando nuestros propios récords de tocar fondo. La pregunta del millón no es cómo nos encarrilamos, sino quién nos encarrila.

En tiempos de crisis y caos político, es normal que exista confusión y poco espacio para pensar de manera desapasionada en soluciones técnicas a lo político, pero es ahí en donde el análisis de profesionales e instituciones especialistas deben emerger para hacerle frente a esta distopía republicana en la que nos encontramos en plenas celebraciones del bicentenario.

Es responsabilidad de los medios de comunicación ponerle paños fríos a la polarización política en vez de fortalecerla, pero, de manera consciente e inconsciente, los medios hacen lo segundo cuando copan los espacios de opinión pública con opiniones personales y acaloradas y cuando invitan a expolíticos que ya deberían estar retirados de la esfera pública, que solo critican sin mayor análisis más que su mero interés de mantenerse vigentes.

Así, los medios de comunicación deben comprender que hay una gran diferencia entre la opinión política y el análisis político. Es lo segundo lo que permite construir una adecuada y ponderada reflexión ciudadana respecto a lo que necesitamos. Lo primero solo nos divide más.

Lo que más necesita la ciudadanía hoy no es que se nos aliente a odiar lo político, sino a tener una opinión más informada y reflexionada respecto a lo que se necesita hacer, y, de esta manera, desarrollar una gran corriente de incidencia pública que permita orientar mejor la toma de decisiones en la esfera política.

En tiempos en donde abundan las noticias de corrupción y violaciones de todo tipo, desde lo ético hasta lo sexual, por parte de los políticos de turno, lo peor que podemos hacer es perder la cordura y convertirnos en eso que criticamos. Tampoco, en el otro extremo, podemos normalizar todo esto que viene sucediendo y seguir paralizados sin hacer nada.

Urge, por ello, que los medios de comunicación le den el espacio y lugar que corresponde a los especialistas con conocimiento técnico para reorientar la opinión pública y reflexión ciudadana hacia el rescate de los valores democráticos que nos hacen falta para exigir mayores consensos y enrumbar al país con una agenda concreta.

Por ello, también es responsabilidad de los politólogos no quedarse en el análisis pesimista, sino aportar salidas institucionales más allá del “que se vayan todos”.

Lo que más necesitamos, para tener buenos políticos, es formar toda una corriente de opinión pública que haga reflexionar a la gente respecto al hecho de que, sin adecuadas reformas integrales, seguiremos teniendo más de lo mismo e incluso peor, puesto que cada vez hay menos incentivos para que gente decente quiera participar en política.

Cuando más atorados estamos en los acontecimientos políticos, es cuando más necesitamos mirar al futuro y pensar en el país que queremos, pero si no nos alineamos todos hacia la construcción de este camino, resulta evidente que jamás llegaremos a un buen puerto. Nos toca remar, no agarrarnos a remazos en plena tempestad.

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Alexandra Ames

Especialista en Políticas públicas efectivas. Jefa del Observatorio de Políticas Públicas de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico. Ha sido servidora pública de municipios y ministerios. También ha sido Secretaria Técnica del Social Progress Imperative para el Perú. Limeña, hija de padre puneño y madre moyobambina.