Así quedó la tabla de posiciones del grupo A en la Libertadores

Carrusel de la ineptitud

“Las puertas de los ministerios dan vueltas, devorando y escupiendo personas sin mayores méritos, porque esa es la manera que ha encontrado Castillo de echarle una manta encima a sus incapacidades y sus errores”.

El tema de los ministerios como caprichosas puertas giratorias es también el tema de quiénes van a reemplazar a Pedro Castillo. En un momento pareció que sería la derecha del Congreso. Luego se pensó en la izquierda que lo acompañaba. Pero un año más tarde se ha vuelto difícil pensar cómo será la tendencia hacia el reemplazo de Castillo en la presidencia.

La actuación del Congreso lo ha despintado tanto que hoy cuesta trabajo imaginarlo como la solución a la crisis que viene causando Castillo. Por esto la salida del atolladero es cada vez más imaginada bajo la forma de nuevas elecciones y una cancha despejada. Para eso hay que imaginar también ideas, autoridades, candidatos y votantes distintos de los que han predominado hasta aquí.

Las puertas de los ministerios dan vueltas, devorando y escupiendo personas sin mayores méritos, porque esa es la manera que ha encontrado Castillo de echarle una manta encima a sus incapacidades y sus errores. Rápido descubrió que hay un público al que le gusta esa ceremonia recurrente, y hasta considera el apurado trámite en Palacio una forma de gobernar.

Sospechamos que Castillo preferiría un gabinete nepótico, compuesto todo de parientes, que lo acompañe a todo lo largo de su gestión. La ley no lo permite, los que nombra sin conocer no le merecen el menor respeto, y los más cercanos han venido con un pasado dudoso, o se han chancado los dedos en plena gestión ministerial.

El exceso de cambios ministeriales le ha subido muchísimo el prestigio a la estabilidad institucional como valor político. El reemplazo de Castillo y los demás políticos chicha tendrá mucho que ver con la capacidad de mantener el curso de la nave del Estado, de mantener su bamboleo al mínimo, y de no confundir lo importante con lo descartable.

Mientras la estabilidad sube en el mercado político, el prestigio de ofrecer cambios va cayendo. Esto por la constatación de que las modificaciones ofrecidas por lo general no se producen, o son negativas, generando más problemas de los que solucionan. Un ejemplo de esto último: los reemplazos de ministros, precisamente.

Pero debemos confesar que no logramos decidir si preferimos que los ministros, como en la canción de The Clash, se queden o se vayan.

La República

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