
Inés Flores
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Tiempo nublado, por Inés Flores
“Bien sabe Castillo que, al día siguiente que deje el poder, irá preso. Su estrategia, en consecuencia, es aferrarse al cargo a como dé lugar para evitar la prisión”.
Con los testimonios del exsecretario de Palacio Bruno Pacheco ante el Ministerio Público y la próxima entrega del exministro de Transportes y Comunicaciones Juan Silva, el círculo se estrecha cada vez más en torno al presidente Pedro Castillo, sospechoso de encabezar una organización criminal desde Palacio de Gobierno.
La Fiscalía de la Nación le ha abierto cuatro investigaciones preliminares por los delitos de encubrimiento al personal de su entorno que se encuentra prófugo, por el tráfico de influencias en los ascensos militares en 2021, así como por las licitaciones en Petroperú y la concesión de la obra Puente Tarata.
Aparte, una fiscalía de Cajamarca lo investiga por el presunto plagio de su tesis.
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Estas denuncias en su contra desbarataron los pronósticos de algunos analistas y políticos que anunciaron su renuncia durante su mensaje del 28 de julio. Bien sabe Castillo que, al día siguiente que deje el poder, irá preso.
Su estrategia, en consecuencia, es aferrarse al cargo a como dé lugar para evitar la prisión. El riesgo de esta estrategia es la tentación de imponer una dictadura, pues más de un consejero ya se lo habrá susurrado al oído.
La mayoría de la población desaprueba su gestión y 120 organizaciones civiles le piden adelanto de elecciones. Su salida no está en el ámbito del Congreso que ve casi imposible reunir los 87 votos necesarios para vacarlo. ¿Hay otro camino?
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Según el constitucionalista Luciano López, el Poder Judicial puede suspenderlo de la presidencia aplicando la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción, que tiene el rango de la Constitución.
El panorama político, en consonancia con el clima, es nebuloso. Mientras tanto, se encarece la vida y se complica la situación económica del país.