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Mundos paralelos

“Lo que queda claro de ambos discursos, es que estos mundos paralelos son mutuamente dependientes. Se necesitan para sobrevivir y están cómodos simulando un enfrentamiento que realmente no existe”.

Este 28 de julio ha quedado claro que nuestras autoridades actúan como si hubiera realidades paralelas. Cada una de ellas con relativa autonomía, con centros de gravedad propios y agendas independientes. La del presidente Castillo, marcada por la precarización de su condición legal, con nuevos frentes abiertos tras la entrega de Pacheco y el anuncio de Silva de seguir el mismo camino, se intenta sostener desde la narrativa del “cambio vs establishment”, arguyendo que el declive de su popularidad se debe exclusivamente a la voluntad de la prensa de invisibilizar los logros de su gestión.

Más allá de la innegable vocación de un sector de la prensa peruana por levantar cuanta noticia negativa del gobierno exista, así como dar voz permanentemente a los cruzados por la vacancia presidencial, la materia prima de estos escándalos las provee el propio gobierno. Silva no fue un invento de la prensa, la decisión de colocar a personas cuestionadas en puestos claves para facilitar licitaciones amañadas tampoco. Tener como única excusa que algunos malos elementos se aprovecharon de su nobleza es ya una falta de respeto al pueblo peruano.

No, señor presidente, no hay cambios en curso a los que nos pueda convocar, solo existen en su imaginario. Por el contrario, las decisiones que ha venido tomando, que lo llevaron a sacar de su gobierno a quienes impulsaban reformas necesarias, como la tributaria o la agraria, para ser reemplazados por burócratas dóciles con el modelo vigente o por meros mercenarios cuentapropistas, lo vuelven a usted uno más del establishment.

Pero en el universo legislativo, paralelo al de Castillo, no hay nada sustancialmente diferente y es aún peor valorado por la ciudadanía. Son vistos como la institución más corrupta. En un año han aprobado más de 200 normas que no solo no han mejorado en nada nuestra vida, sino que en algunos casos han supuesto recortes serios a nuestros derechos, en particular los de las mujeres y las diversidades. Un parlamento que vive tan en paralelo a la realidad del país que 60 de las normas aprobadas son simplemente declarativas: literalmente NO TIENEN EFECTO ALGUNO. Son cantos de sirena, que distraen generando expectativas en algunos sectores de la población, mientras avanzan en una agenda marcada por los intereses subalternos, corporativos, confesionales y partidarios.

Lady Camones, en su discurso de asunción de mando, intenta repetir la narrativa de su antecesora, centrada en la “defensa de la democracia y lucha contra la corrupción”. La usan como escudo y la repiten como mantra, a la par que asaltan nuestras instituciones, impiden investigaciones y condecoran a farsantes.

Lo que queda claro de ambos discursos es que estos mundos paralelos son mutuamente dependientes. Se necesitan para sobrevivir y están cómodos simulando un enfrentamiento que realmente no existe.

Marisa Glave

Desde la raíz

Marisa Glave. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.